III. Golpes de realidad

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- ¡Hey, Kiran! ¡Ven aquí!

La joven bajó las escaleras a toda prisa. Había escuchado la voz de su madre llamándola, y sabía lo que eso significaba. Entró en el comedor, donde había una mesa redonda con cuatro sillas alrededor. Encima, habían dos platos, uno con emparedados de atún y otro con tostadas. La tetera reposaba sobre una pequeña tabla de madera, junto a dos pequeñas tazas de té. Su progenitora le daba la espalda, sacando las últimas cosas de la alacena. Una vez depositó las servilletas en la mesa, se sentó junto a su hija.

- Venga, más te vale desayunar pronto- Urgió -Es tu primer día de escuela

- Ugh...- ¡Era cierto! Necesitaba ser puntual -Ya voy, madre

Se acercó una de las dos tazas para preparar café en ella. Mientras tanto, mordisqueaba una tostada.

- ¿Dónde está padre?- Preguntó, con la boca a rebosar de pan.

- Salió a trabajar temprano, como siempre- Suspiró - Y no hables mientras estás comiendo. Es de mala educación

Kiran tragó el bocado antes de asentir.

- Lo siento...

- ¿Emocionada por tu primer día de clases?

Pese a estar bajo presión, el desayuno de la joven fue bastante agradable. Le gustaba charlar con su madre de vez en cuando, y agradecía enormemente tener compañía.
Tras terminar su comida, fue a cepillarse los dientes mientras revisaba la hora en su teléfono.

- «7:45... Creo que aún estoy a tiempo

Cogió su abrigo del perchero. Estaba a punto de cruzar la sala de estar como un rayo, hasta que su madre la detuvo.

- ¡Espera! Olvidas tus cosas- Le tendió su mochila -¿De qué servirá estar allá si no tienes tus cuadernos y libros?

Kiran apretó los dientes mientras apartaba la mirada, sintiendo vergüenza. "Seré estúpida" pensaba, mientras no dejaba de reprocharse.
Su madre, sin embargo, soltó una risita mientras le acariciaba la cabeza.

- Siempre tan olvidadiza. Eres igual a tu padre- Murmuró.

- Ugh... Ya no soy una niña- Protestó, apartándose.

- Para mí siempre lo serás- Sonrió mientras se cruzaba de brazos -Ve con cuidado, cariño

Kiran dejó que sus mejillas volvieran a su tonalidad normal antes de asentir con la cabeza.

- Volveré al mediodía para el almuerzo

- Te estaré esperando

La joven salió a toda prisa, echándole una mirada a su teléfono otra vez. 7:50. Reprimió un gruñido

- «¿Cómo rayos llegaré en diez minutos?»- Pensó, desesperada -«Aaaah

- Kiran

Levantó la cabeza al oír su nombre de una voz que no era su madre. Parpadeó, confundida, al ver el paisaje a su alrededor. Era una pradera florida, con casitas de madera y senderos decorados con junquillos. Al darse la vuelta, se percató, sobresaltada, que su casa había desaparecido, siendo reemplazada por esa misma vista. Había un arcoíris en el cielo, mientras el sol caldeaba la tierra con sus oblicuos rayos.

- «¿Qué demonios...?

No lograba entender lo que pasaba. ¿Dónde se encontraba? Ese lugar resultaba completamente desconocido para ella, pero, a la vez, familiar. Despertaba emociones dolorosas, pero no sabía por qué.

- Kiran

Esa voz de nuevo. La muchacha miró a su alrededor. Parecía venir de todas partes, pero... No había nadie.

яεαℓι∂α∂ σηιяιcα  (Freyr x Kiran)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora