яεαℓι∂α∂ σηιяιcα (Freyr x Kiran)

IV. Viaje Heroico

Esperaba escuchar un alarido, un grito, un gruñido, o aunque fuera un bufido. Esperaba ver una expresión de dolor, sus ojos ensombrecidos por la agonía y el sufrimiento, más lo único que había frente a ella era una sonrisa radiante y sus ojos melados brillando, agradecidos, mientras la sangre seguía manando de la mortífera herida en su pecho.

- Gracias...- Susurró, besando su frente con suma dulzura. Sus ojos, tan dulces, serenos y sabios fueron perdiendo brillo, hasta que cerraron para que el sueño eterno de la muerte lo envolviera.

- ¡Hermano! ¡NO!

Bajo su ilusoria forma de Alfonse, soltó su espada. Tal vez adoptó la forma de su mejor amigo en el sueño porque sabía lo que iba a pasar; tal vez llevaba meses o años allí intentando corregir lo que hizo -no podía saberlo, pues el mundo de los sueños funcionaba de formas que escapaban a la comprensión humana-, y para quitarse la culpa de encima se disfrazó del príncipe de Askr, pero la fachada con la que ella había vivido inconscientemente en Ljósálfheimr fue desenmascarada por Freyja, presa de la furia por haber perdido a su hermano.

Kiran dio un respingo y se levantó de la cama, jadeando. Se miró las manos y luego soltó un suspiro. Desde que Freyr había llegado a Askr hace unas cuantas semanas que esa pesadilla la perturbaba. Ahora eso la inquietaba más que nunca, porque el dios de los sueños mostraba mucho interés en pasar tiempo con ella. La esperaba fuera de su habitación o le ofrecía una charla, a lo que Kiran negaba con un rotundo y grosero no antes de marcharse. ¿Tal vez se había colado en sus pesadillas para saber lo que le sucedía? Pensarlo le ponía los nervios a flor de piel.
Se masajeó la sien. No iba a averiguar nada con especulaciones. Tendría que preguntárselo personalmente, pero no quería hacerlo. Sacudió la cabeza y salió de su habitación, que en ese último tiempo se había vuelto su único lugar de paz y tranquilidad. Digamos que prefería estar allí a solas con sus pensamientos e inquietudes, a salvo de miradas indiscretas y de quien le provocaba esas emociones negativas.
Mientras se dirigía a la sala de reuniones, se distrajo con sus pensamientos. ¿Cuándo podría liberarse de sus sueños relacionados con Freyr? Cuando Freyja le había pedido invocarlo, los tenía más seguido, pero cuando él apareció a través del portal, tenía exactamente la misma pesadilla todas las noches, donde recordaba con un vivaz dolor cómo lo había asesinado. No dejaba de repetirse que era la única salida, pero le daba náuseas pensarlo.

- «¿Por qué demonios sigo sintiéndome así? Debería estar feliz por ver que, en otra época o realidad, él vive

Pero era evidente que se sentía de la forma contraria, y que ese sufrimiento y culpabilidad eran aún más intensos cuando estaba cerca del Freyr que había invocado.

- ¡Hola, Kiran!- Una voz la devolvió a Askr. Se trataba de Selkie, la hija de Kaden. Cuando bajó la mirada para verla, sus mejillas se ruborizaron levemente mientras mantenía una sonrisa radiante.

-Ah, hola Selkie- Saludó afablemente, procurando no sonar demasiado angustiada ni sentirse así. Sabía que los kitsune, ulfhedin y laguz eran tan perceptivos como los animales comunes y corrientes, y no quería despertar alarmas en la joven -¿Qué haces aquí? Estás muy lejos de tu barracón

La joven agitó una oreja.

- Estaba buscándote. Esta mañana, Sharena, Alfonse y la comandante han estado tan inquietos como un enjambre de abejas. ¡Parecían emocionados!- Explicó -Pero, cuando les he preguntado qué sucedía, no me han dicho nada. Supongo que deben de estar preparando una sorpresa... ¡Pero seguro tú lo sabes!- Comenzó a tirar de su brazo con fuerza, zarandeándola de un lado a otro con brusquedad -¡Por favor, Kiran! ¡Cuéntamelo! ¿Harán un banquete en el comedor? ¿Hay un evento especial de batallas? ¿Habrá un concurso de habilidades guerreras? ¡Uy, yo me apuntaré si es así! ¡Me encantan los desafíos!