1. Consejo dividido

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Sojin, mi tutora durante mi tiempo en la Mansión Eden, lloraba mientras mi madre intentaba consolarla. En el lado opuesto del círculo, Walter y Jackson, hermanos de Lisa, se sentaron con sus cabezas inclinadas juntas, y hablaban en voz baja.

Jisoo y Rosé, se miraban la una a la otra desde sus respectivos tronos, al parecer todavía mantenían su distancia en presencia de Walter. Nicholas, ex esposo de Irene, permaneció en silencio en su trono. Y nadie más apareció.

—¿Dónde están los demás?—le susurré a mi madre, aunque en la sala sin fin, mi voz gritó.

—Han optado por no unirse a nosotros. No vamos a tenerles rencor por eso.—dijo después de susurrarle algo a Sojin. Ella se levantó de su trono y salió de la habitación.

Mi madre se sentó en su trono y me hizo un gesto para que tomara asiento a su lado, en el trono hecho de diamante blanco directamente desde el Inframundo. El de Perséfone. Dudé.

Me senté allí un par de veces en el palacio de Lisa, pero asumí que estaba allí porque era su reino. ¿Era simplemente un lugar para sentarme, o significaba esto que era un miembro del Consejo ahora? A pesar del honor, la idea de tener ese tipo de responsabilidad, ese tipo de control sobre las vidas de los demás me hizo enfermar del estómago.

Pero si ellos confiaban en mí lo suficiente para hacerme uno de ellos, entonces yo haría todo lo posible para ayudar.

—Estamos esperando por ti, querida.—dijo mi madre, y me obligué a caminar hacia el trono.

—¿Y Sojin por qué se fue?

—Le pedí que fuera a tomar algo de aire, en breve se une a nosotros.

Posándome en el borde de la silla, acuné el brazo hacia mi pecho y esperé. Sabía por qué Seulgi no estaba allí, por supuesto, ya que Kai la mantenía como rehén. Irene estaba ayudándolo para salvar a Seulgi por lo que me había enterado durante mi tiempo como prisionera, pero eso no hacía más fácil de digerir su traición. Y Lisa, ella solo...

El punto era que todos tenían excusas para no estar allí. Pero ¿qué pasaba con Theo? ¿Qué pasaba con Xander y Sofía?

El Consejo sin Kai había discutido y estado en desacuerdo, pero nadie había abandonado su posición. Walter se levantó y se aclaró la garganta. Parecía que había envejecido de alguna manera, a pesar de su intemporalidad. Sus hombros se hundieron bajo el peso de todo lo que había sucedido, y junto a él, Jackson, por lo general tan brusco e impermeable, no se veía mucho mejor.

—Hermanos y hermanas, hijos e hijas...

¿Hijas?

Sojin no estaba, así que de las presentes solo Jisoo era su hija. Rosé y mi madre eran sus hermanas. A menos que se refiriera a mí también. No. Fue un desliz de la lengua, nada más. No podía contarme a mí también, no porque si lo hacía por qué jamás nadie me había...

—Me entristece enormemente informar que Atenas ha caído.

Todas mis preguntas sobre mi padre volaron de mi cabeza. ¿Atenas había caído? Rosé se abrazó así misma y se estiró hacia Jackson para murmurar palabras que no podía entender. Desconcertada, miré de ellos a Walter.

¿Cómo podía caer Atenas? Esto no era la Grecia antigua. ¿Qué quería decir eso?

—¿Cómo? ¿Por qué?—dijo mi madre—No tenemos ejército allí. No hay soldados que amenacen el agarre de Cronos sobre el Mar Egeo. ¿Por qué atacaría sin provocación?

Sojin entró con un pañuelo entre las manos y con un leve sollozo se acomodó en su trono, al parecer tomar aire no le había servido mucho. Pero la entendía, para ella Atenas era más importante de lo que yo podía imaginar.

GODDESS RETURN | JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora