24. Desafío

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Este tenía que ser un riesgo que estaba dispuesta a tomar.

En cuanto salí a la azotea. Los vi a los tres. Kai, Nix y Lisa. Ella estaba a lado de Nix, con los brazos protegiendo un montón de mantas blancas de los granos de arena que cortaban el aire como balas. ¿Qué estaba haciendo, trayendo a Jerry hasta aquí? Empujé a un lado mis protestas. Jerry era inmortal, y no había ningún lugar seguro para él que con Lisa. No podía distraerme.

Kai estaba de pie en el borde del techo, con el cabello desordenado por el viento y la cabeza inclinada hacia arriba, hacia el corazón de la batalla.

—¡Kai!—grité. Mi voz estuvo a punto de perderse en el viento, pero él me miró, con las cejas arqueadas por la sorpresa.

Mi cabello revoloteaba con fuerza en el viento tapándome parcialmente la vista. Aun así, pude notar cómo Kai se inclinó hacia Nix para decirle algo.

—¡Jennie, llegas temprano!—dijo mientras caminaba hacia mí con una sonrisa inocente y con los ojos inyectados de maldad — Creí que venir a escondidas del Consejo te llevaría más tiempo.

—No vine a escondidas.—mentí.

Me acerqué hasta que estuve a no más de cinco metros de él.

—Eres tan mentirosa.— chasqueó la lengua— A los que llamas familia no te aman, no confían en ti, no te ven como su igual y te subestiman. No te querían aquí porque para ellos no eres importante en esta batalla. Y probablemente estén en lo cierto.

Apreté los dientes con fuerza, no dejaría que Kai se metiera en mi cabeza. Mi madre había sido clara por las razones que no quería que viniera. Era porque ella me amaba, no me importaba lo que el resto del Consejo, o Walter, pensara.

—¿Hablas por experiencia propia?—alcé ambas cejas— ¿Porque no te quisieron piensas que a mí tampoco?

—Me equivoqué contigo Jennie, creí que eras diferente a ellos.

—Lo sé, ya me lo han dicho.—alcé ambos hombros.

—Entonces también sabrás que solo vienes a morir.

—No del todo.—agarré el cuchillo enganchado. Tenía que ser tan bueno como su daga— Deja a Lisa y Jerry irse. Esto es entre tú y yo.

Los ojos de Kai se abrieron inocentemente.

—¿No te das cuenta? Lisa es libre de irse cuando quiera. No es mi culpa que ella se siente a salvo y no exactamente a lado tuyo.

Mi sangre hirvió.

—¿Cómo se siente saber que tu realidad no es más que una fantasía que has inventado y chantajeado para que suceda? Pase lo que pase siempre tendré a gente que me ama, en cambio a ti nadie te ama. Ni yo, ni tus hermanos o tus hermanas... nadie.

El aire alrededor de él crujió de enojo.

—¿Crees que me importa? Yo gano, Jennie. Ambas perdieron todo lo que querían, y pronto todas las personas que amas estarán muertas. Vas a pasar la eternidad sola, y nadie va a estar ahí para salvarte nunca más.

—No se trata de ganar.—di un paso hacia él— Incluso si matas a Lisa, en algún lugar dentro de ella, se irá sabiendo que siempre me amó porque quiere hacerlo, porque estamos bien juntas. No porque Irene le obligó a ello. Y no importa qué tan sola esté en el futuro, siempre tendré la tranquilidad de saber que al menos alguien en el mundo me amó y que viví en plena felicidad a lado del amor de mi vida por un fracción de tiempo. Pero tú... no eres nada más que una imbécil atroz, solitario y sin amor, y eso es todo lo que siempre fuiste y siempre serás.

GODDESS RETURN | JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora