Cuentos de media luna- Kaito Kid y tú (Actualizaciones Lentas)

Chocolates, girasoles y... un poco de magia.

*Antes de comenzar me gustaría aclarar que este es un  capítulo especial y un poco fuera del arco argumental en el que está la historia en este momento, un poquito de contexto al final del cap. Gracias por leer :D* 

Era una linda noche de invierno, la luna radiaba blanquecina y aunque la brisa era bastante fría, los abrazos de mi familia creaban una atmosfera cálida que me hacía sentir sumamente especial.  

En la mesa relucía un hermoso pastel que mi madre horneó con esmero, tras cantar alegremente, todos me invitaban a soplar las velas y pedir un deseo «Desearía que hubieses podido estar aquí ahora»  desee en silencio tristemente antes de apagarlas. La fiesta continuaba, procuré no pensar mucho en mis deseos y preferí disfrutar de la compañía de los presentes. Mis amigas bromeaban conmigo sobre los años y la forma en que habíamos cambiado.

No sentí cuan rápido pasaron las horas siguientes y antes de las 11 solo mis padres, mi hermana y yo permanecíamos en la sala. Estaba feliz, había sido un día magnífico como cada uno de mis cumpleaños, pero... por mucho que así haya sido una sensación de vacío permanecía en mí.

«¿Por qué no viniste?» me preguntaba un poco disgustada, ahora ya podía relajarme un poco con mis emociones, puesto que teníamos las luces apagadas y los demás se concentraban en ver la película en la TV.  «Realmente esperaba que aparecieras a última hora.» Seguía diciendo en mis adentros. «Incluso mis padres preguntaron si no te había invitado a convivir con nosotros y yo, sin la menor idea del porqué de tu ausencia, realmente no pude explicarles nada... ¿Así se habrá sentido Aoko en aquella ocasión?, lo malo es que aquí ni siquiera tienes que ser Kaito Kid, entonces, ¿Por qué faltaste?»

Me escurrí en el sillón mientras discretamente observaba mi celular, no pude evitar sentir mi sangre hervir al observar mis mensajes de invitación y posteriores, simplemente permanecer en visto y sin respuesta alguna. Unos segundos antes me había resignado a pensar que quizás él se pudo haber olvidado que hoy era mi cumpleaños, que al no ser novios en esta realidad realmente no podía exigir nada, aunque me incomodara. Pero el hecho de no haber recibido sus felicitaciones, ni un gracias a mi invitación, ni contestar a ningún mensaje que le envié realmente me irritaba y me hacía sentir que esa era su intención desde el principio.

Me crucé de brazos mientras suspiraba, pero me vi interrumpida al escuchar el llamado en la puerta, con un par de señas avisé a mis mayores que yo atendería y con cuidado fui a inspeccionar. Después de todo... no es muy inteligente abrir a extraños tan tarde en la noche.

«¿Podrá ser él?» sospeché antes de abrir con cuidado.

Al parecer no había nadie afuera, inspeccioné a los lados y confundida me dispuse a cerrar, fue en eso que un ruido extraño interrumpió mi acción. De la nada un pequeño paracaídas descendía frente mío, colgando de él una linda cajita cuidadosamente adornada en tonos azules. La recibí en mis manos, notando una pequeña nota escrita en japonés.

"Espero que los disfrutes.

Con mucho cariño... David Weisz."

Me reí un poco al ver esa firma. Hoy en día Kaito parecía más que acostumbrado a su nuevo nombre. Abrí la caja con curiosidad, tanto de saber lo que había dentro, como de pensar si a caso él me estaría observando a lo lejos.

Me parecía imposible poder ampliar aún más mi sonrisa, pues al ver el contenido de la caja contemplaba mis chocolates favoritos, Frutos de mar, un tipo de chocolate belga que disfrutaba como un placer genuino y que a veces no lograba conseguir en tiendas convencionales. Ahora quería saber también si en algún momento mencioné este detalle cuando vivimos en Japón, en su realidad, o si de alguna otra forma Kaito hubiese conseguido esa información. Lo que no esperaba era que las sorpresas apenas comenzaban.