La competitividad es una cualidad peligrosa, puede llevarte a cometer grandes locuras bajo el único objetivo de quedar por encima de tu rival, más aún si dicho rival se trata de una hermana insoportable que está a punto de casarse en una fabulosa bo...
—Estaba hablando irónicamente Megan, las ironías no se llevan a lo literal —dice Vicky con obviedad.
—Pues deja que te diga amiga mía, que de tus ironías surgen excelentes ideas —Le respondo yo con una sonrisa en mis labios.
—Meg, piensa con claridad, alquilar un prostituto es una tontería del tamaño de un rascacielos —Trata de hacerme reflexionar Liz.
Mientras las escucho parlotear sobre lo mala idea que es esto abro el buscador de google y tecleo rápidamente.
—Es...cort masculino de...lujo.
Listo.Presiono Enter y comienzan a cargar los resultados.
—Si va a buscar uno de lujo y todo —Se asombra Liz.
—Claro, así puedo escoger, no puedo arriesgarme a que me manden un feo.
No es por discriminar a las personas feas, particularmente me atrae más una personalidad profunda e interesante que un físico despampanante, pero como mi objetivo es aparentar y no enamorarme, necesito un chico guapo para darle en las narices a Elena.
—Te va a salir en un pastón, yo solo te digo eso —Advierte Vicky y sé que está tratando de usar la psicología inversa conmigo, pero no va a funcionar.
—Que más me da, por joder a mi hermana lo que sea, además yo creo que sin sexo me va a salir más barato —Respondo enfrascada en mi búsqueda.
—Que va, te cobran más caro —dice Liz.
—¿Tú alguna vez has alquilado un puto? —pregunto muy calmada.
—No —Responde.
—Entonces calla y no me desconcentres mientras busco un novio de alquiler —contesto gruñona.
—Mi madre veía un culebrón con un título parecido cuándo era pequeña, pero en vez de novio era marido —Agrega.
—¿Y de que iba? ¿Una desesperada como yo alquilando marido? —Pregunto burlándome de mi misma.
—No lo sé, no me gustan los culebrones —contesta alzando los hombros.
Me meto en una web que luce más o menos decente y me resulta atrayente por el nombre para comenzar a buscar.
(...)
12:00AM...
Dos horas después me arden los ojos de tanto mirar la pantalla del ordenador, llevo cinco webs distintas, cinco y no encuentro nada que me convenza, los chicos son guapos, pero no necesito un chico guapo y ya está, necesito uno despampanante, que deje a mi hermana babeando y con ganas de hasta suspender la boda.
Lo sé, estoy siendo un poco cruel, pero me lo debe por diecisiete años de humillación e incansables "Deberías hacer esto como Elenita" "¡Oh Elenita hizo esto es tan guapa y talentosa!" "¡Oh a Elenita la han contratado para modelar en la semana de la moda en Paris!" "¡A Elenita le han hecho un contrato por dos años para modelar en las mejores pasarelas de Milán!" Es asquerosamente brillante.
Continúo buscando hasta que leo un nombre que llama mi atención Settimo Peccato con ese nombre ya puede tener buenos chicos. Tal y como pensé aparecen chicos bastante guapos, despampanantes como quiero, pero de momento ninguno me gusta, sigo bajando hasta que...
—¡Es él, es él, al fin lo he encontrado! —exclamo eufórica.
Mis amigas despiertan sobresaltadas.
—La madre que te parió —Se queja Vicky.
—FBI queda usted bajo arresto, las manos sobre mi cuerpo —Grita Liz ganándose una mirada extraña por parte nuestra.
—Perdón, estaba soñando que era una agente secreta de la FBI y tenía que capturar a un sexy mafioso —Se disculpa a medio bostezo.
—Menuda policía estarías tú hecha —Bromeo.
—Es de un libro que me estoy leyendo luego les cuento —explica ella.
—Lo he encontrado —Les informo ya más calmada.
—A ver, muéstranos —Piden.
—Es éste, está guapo, es toda mi línea, así que será creíble que me enamorase de él, además de que no es guapo, es despampanante, justo lo que quiero. Elena va a morirse de rabia cuando me vea entrar del brazo de semejante bombón con patas -Me regodeo imaginando la cara de mi hermana.
Gabriel Jones, 28 años, 1.80 Listo para cumplir tus más oscuros deseos y hacer realidad tus fantasías ocultas, tú placer es mi deber.
—Wow —dicen mis amigas al unísono.
—Pues, no está nada mal, no —dice Liz mirando la foto.
—Gabriel Jones, 28 años, 1.80. Listo para cumplir tus más oscuros deseos y hacer realidad tus fantasías ocultas, tú placer es mi deber —Lee Vicky en voz alta—Vaya, pues sí que promete el chico.
—¿Y no dice que cuesta la gracia? —Pregunta Liz.
—¿Y tú para que quieres saber? ¿Te vas a pedir uno? —La molesta Vicky.
—No seas ridícula, ni que estuviese tan desesperada —A los treinta segundos reacciona y procesa sus palabras —Lo siento, lo siento, lo siento, no fue mi intención lo juro.
—Tranquila, en realidad si estoy desesperada ¿Para que nos vamos a engañar? —Acepto tranquilizándola.
—Bueno ¿Qué piensas hacer ahora que lo encontraste —Pregunta Vicky curiosa.
—Llamarlo. Una vez aquí, convencerlo de que no estoy loca, llevarlo con mi familia y restregarle en la cara a Elena mi falsa felicidad.Pero no hoy, ya es tarde —contesto.
—¿Los putos tienen horario? -cuestiona Liz.
—Los putos no sé, pero yo sí, estoy muerta de sueño y explicarle a un chico de compañía mi plan para joder a mi hermana de por sí ya no es muy normal como para hacerlo a las doce de la madrugada —Digo bostezando somnolienta.
—Yo avise que era noche de chicas así que Diego no va a llamarme —dice Liz tranquila.
—Yo igual le avise a mi follamigo que hoy no podríamos vernos así que...—Explica Vicky.
—¿Os quedáis a dormir y hacemos fiesta de pijamas como a los quince? —Sugiero.
—Vale —Aceptan.
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