Un Novio De Alquier (COMPLETA)

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Megan

Llegué a New York prácticamente en secreto, no le avise a mis amigas, tampoco a mi hermana, mucho menos a mi madre que apuesto tiene mucho que decir respecto a mi desaparición repentina.

Estoy consciente de que si ese celular suena y al otro lado de la línea me espera algun reclamo no dudaré en mandar a la mierda a quien esté llamando, incluso si se trata de mi propia madre.

Deshago la maleta y por mucho que intente sorprenderme me resulta inútil hacerlo cuándo encuentro ese algo que empaque de manera más que consciente, definitivamente poder mentirle a todos no equivale a mentirme fácilmente a mi misma.

Tomo la camisa de Gabriel entre mis manos y aspiro el aroma que ha quedado impregnado en la tela, estuvo en mi cuerpo durante unos minutos justo antes de entrar a la playa y tener mi primer orgasmo junto al amanecer. Seco las lágrimas traicioneras que se salen de mis ojos, se sentía tan bien estar en esa burbuja, vivir mi cuento Disney y hacerme a la idea de que me quería, que era importante para él.

Suspiro resignada a mi vuelta a la realidad, pongo la camisa a un lado y cierro la maleta nuevamente sin ganas de sacar lo que quede dentro de ella.

Tomo un baño caliente y me acuesto en mi cama cayendo rendida ante el agotamiento físico y mental.

[...]

Salgo de mi reunión con la junta directiva y llamo a mis amigas para contarles que estoy en casa, prometo hacerles una videollamada cuándo llegue a casa y efectivamente lo hago una vez que estoy dentro de mi hogar.

Tomo el portátil y llamo a las chicas por Skype, les cuento a detalle la reunión, como accedí a que mis fragancias fuesen analizadas en un laboratorio con el fin de comprobar que están en buen estado y las cantidades de esencias o ingrediente que uso no son dañinos a la salud o pueden provocar reacciones alérgicas.

Me debato entre contarles o no sobre mi huida relámpago pero finalmente decido hacerlo, necesito hablar al respecto, admitir en voz alta todo esto que me está quemando por dentro.

—Me enamoré chicas, me enamoré de alguien que no existe porque aunque no lo diga es más que obvio que todo que lo pasó fue fingido, me di cuenta tarde de que él solo hacía su trabajo y nada más.

—Venga, no te pongas así nena, tú sabías a lo que te atenías y aún así decidiste seguir.

—¡Vicky!

—Lo siento, esto de animar se me da fatal.

—Tranquila, la culpa es mía, estoy quejándome por gusto de algo que no tiene sentido, Vicky tiene razón yo sabía dónde iba a meterme.

—Meg, no quise decir eso.

—No lo tomo a mal amiga, sé que no es con mala intención pero tienes toda la razón.

—Chicas, voy a colgar no quiero que tengáis problemas en el trabajo por mi culpa.

—Esta noche vamos a tu casa para hacer terapia PTH.

—¿Pelis,Tarta y helado?

—Nos vamos a poner cerdas, nena

—Os quiero

—Y nosotras a ti

Corto la videollamada, tiro el celular a un lado y me hago un ovillo en mi cama, lloro hasta que me quedo dormida abrazada por el olor que desprende una camiseta que debí devolver antes de marcharme sin dar explicaciones.

[...]

El ruido de la puerta siendo aporreada y el timbre sonando sin cesar hacen que me despierte sobresaltada. Me bajo de la cama descalza y voy a abrir, estoy tan atontada que ni siquiera se me ocurrió usar la mirilla en mi puerta para ver de quién se trataba, al abrir la puerta temo estar alucinando con lo que mis ojos ven.