9

181 24 59
                                    

No separo la vista de Elena hasta que la veo desaparecer por completo, a la vez que esto ocurre me hago consciente de lo cerca que estoy de Gabriel y cuando digo cerca me refiero a tan cerca que puedo sentir algo que estoy segura no es el mando de la tele en su traje de baño.

Madre mía si así en reposo no puedo imaginar cómo será erecto ¡Megan, para esos pensamientos impuros ahora mismo! Carraspeo para llamar su atención ignorando su concentración en mi rostro y su media sonrisa baja bragas.

—Este...Gabriel, ya mi hermana se ha ido —Le informo un poco incomoda deseando que capte la indirecta.

—No soy ciego, fiera, me he dado cuenta —Me dice y no sé si es tonto o descarado, por su sonrisa me decantaría más por lo segundo, pero nunca se sabe, es guapo y carismático, algún defecto tiene que tener, si, seguro es medio tonto.

—¿Me sueltas por favor? —Pido lo más amable que puedo sintiendo los nervios agotar mi paciencia, su cercanía me pone nerviosa y estar nerviosa agota mi paciencia porque en ese estado digo y hago muchas tonterías.

—¿Por qué si yo así estoy muy cómodo?

—Espacio personal Gabriel, espacio personal, ya lo habíamos hablado.

Coloco mi mano en su pecho intentando no concentrarme en lo extrañamente sexy que se ve todo mojado, intento hacer un poco de fuerza y apartarme de él pero es inútil, no se mueve ni un centímetro dejándome acorralada en el mismo sitio.

—El espacio personal no te importaba cuando nos besábamos hace unos minutos, tampoco en el avión cuando te quedaste dormida sobre mi —dice y su mirada baja a mis labios nuevamente.

Como me bese lo mato, juro que lo mato porque con el calentón que traigo lo violo aquí mismo y a la mierda la dignidad.

—No es lo mismo —Afirmo, segura de mis palabras.

—¿Por qué no? —Contraataca y puedo notar que busca debilitarme y confundirme con su linda cara.

¡Ja! Lo llevas claro bonito, tengo una hermana insoportable con la que tuve que vivir dieciocho años, estoy entrenada para ganar discusiones.

—Porque en el avión estaba teniendo un ataque de pánico y lo de ahora solo ha sido un teatrillo porque has visto venir a mi hermana —suelto con obviedad.

—Tienes razón ¿Por qué otra razón iba yo a besarte?

—¿Me estas llamando fea o es mi imaginación?

Se está ganando dormir en la bañera en vez de en el sofá.

—No eres fea, al contrario, eres muy guapa y tal pero no eres mi tipo —dice y hace un gesto desinteresado mirándome de arriba abajo sin separarse de aun de mí.

—¡Ja! Con que no soy tu tipo ¿Entonces por qué coño me empotraste contra la puerta de mi departamento y me besaste sin siquiera preguntar mi nombre? —me defiendo, a mi este no me baja la autoestima, no sin que yo intente frenarlo primero.

—Mis clientas son de cincuenta en adelante, tú eres una fiera salvaje bastante mona, tenía que aprovechar.

Le aparto de mi de un empujón y nado lejos para luego salir por uno de los bordillos de la piscina ¡Maldito imbécil de mierda!

No he traído nada conmigo a la piscina así que solo pido una toalla y me largo sintiendo a Gabriel llamarme a lo lejos, miro atrás a ver qué tan cerca viene y el hijo de perra me pisa los talones, tropiezo con alguien por no ir mirando hacia adelante.

—Perdón, lo siento mucho —Me quedo sin habla al ver quién es.

—¿¡Megan!?

—¿¡Aixa!?

Un Novio De Alquier (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora