Diario de Paul XVI: Ayudándola.

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Londres , martes 16 de septiembre

El lunes en clase de dibujo, bien. Se me da bien. Bueno, eso del diédrico tiene su cosa, al principio me costaba mucho entenderlo, pero ya le cojo el tranquillo. Joanne no tanto, el profe tuvo que explicárselo en la mesa. Justo en ese momento llegó Delia a clase, le sonreí. Había visto su sitio vacío y temía que la hubieran encerrado en un psiquiátrico aquella mañana. Está loca, podría suceder. No le quité los ojos de encima hasta que se sentó en su mesa. Probablemente no lo hice hasta pasado un buen rato, hasta que Jo se dio la vuelta para decirme que ya más o menos se enteraba de algo. Yo le sonreí y miré a Dean. Él no apartaba los ojos del ejercicio, parecía haberlo pillado a la primera. Joanne le miró también y resopló.

—¡Condenado cerebrito!

Me reí. Al fin y al cabo, Dean es lo que es, y es un cerebrito.

Y adora la química, por supuesto. Yo no, no la soporto, me parece aburridísima. Todavía biología tiene su cosa, pero ¿a mí qué me importa ajustar la reacción de ácido sulfúrico más no sé qué para dar azufre y agua? ¿O cuántos moles de O₂ hay en el aire? Espera un momento, ¿qué coño es un mol? No me hace falta calcular los moles de una disolución de Espidifen para saber que siempre, siempre, van a quedarse restos en el vaso aunque remuevas mucho. Física, eso sí que es otra cosa. Algo con mucho más sentido, de hecho todo el sentido del mundo. Pura lógica, demostrable. Si algo se mueve, se mueve, si sube baja, y si se cae, se cae. Punto. Facilísimo.

*

Hoy martes, me he despertado de buen humor pensando que nada iba a ir mal esta semana. No sé por qué. Me he pasado todo el viaje al colegio bromeando con David. Hasta mi tío Carl se ha reído en un par de ocasiones. Pero Sophia estaba muerta de sueño. He tenido que bajarme del coche con cuidado de no despertarla mientras bostezaba en mi hombro.

He ido a la cafetería con David, he pedido un café para mí y un zumo de naranja para él. Hemos seguido de cachondeo. Me gusta mucho bromear con mi primo, porque resulta que es menos inocente de lo que parece. Ha llegado Dean sonriendo. Hemos estado allí los tres charlando sobre fútbol; se llevan bien y eso me gusta. Ha llegado la hora de ir a clase. Me he cruzado con Delia por el pasillo, le he echado una sonrisa y ella ha venido a revolverme el pelo. No me gusta mucho que haga eso, pero no le digo nada, porque al menos se ríe. Y siempre es mejor que se ría. Sobre todo porque cuando se enfada consigue que me sienta bastante mal.

Ayer casi no pasé tiempo con Joanne, así que en el descanso he estado con ella en el atrio interior porque fuera chispeaba. Me ha preguntado que si esta tarde dábamos una vuelta y he aceptado con bastantes ganas. Hemos quedado a las cinco en un parque que hay cerca de casa.

*

Al llegar he comido algo rápido y me he ido a mi cuarto, a ver por dónde empezaba el ensayo que nos había mandado Alan, el de literatura. Me he quedado pensando que si estuviera en Carrbridge ni siquiera me habría planteado el hacerlo. Se lo habría pedido a alguien para copiarlo y lo habría retocado un poco para que pareciese diferente. Aquí me estoy portando demasiado bien. Mi madre estará orgullosa, a mi pesar.

Sophy casi se pone a llorar porque me iba poco después de que ella hubiese llegado del cole. Le he tenido que prometer que después jugaríamos un rato. Mi tía me ha dicho que no le haga ni caso, que está tonteando. Le he dicho que no puedo evitar que me manipule así, igual que ella conmigo, porque soy su favorito. Se ha reído y me ha dicho: «¡lo peor es que tienes razón!».

Cuando he llegado al parque Jo ya estaba sentada en un banco leyendo un libro. Me he acercado tranquilamente y me he sentado a su lado. Me he reclinado y he cruzado los pies sobre los tobillos a la vez que me metía las manos en los bolsillos. Me he quedado mirando al frente. He oído como cerraba el libro. He mirado de reojo y me estaba mirando con una sonrisa. Ha levantado una ceja y he girado la cara hacia ella sonriendo.

Parecemos Tontos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora