Diario de Paul XLI: Física o Química

2.8K 135 17
                                    

Londres, Lunes 15 de Diciembre

El sábado después de estar en casa de Dean, cené con Sophia y con David mientras esperábamos a que mis tíos llegaran porque habían salido. Me costó un huevo hacer que la enana se comiera la cena porque se había puesto morada toda la tarde a guarrerías. Le pregunté a David si no salía y me dijo que no, que él también andaba liado de exámenes y eso y que se había pasado la tarde en casa de su amigo Roger haciendo un trabajo de ciencias. Así que nada, allí estábamos los tres, cenados, mirándonos las caras recostados en el sofá. Le dije a David que si echábamos un FIFA, pero me señaló la tele pidiéndome silencio. Estaban dando Rocky, la uno. ¡Joder, peliculón! Algunos diálogos nos los sabíamos y no parábamos de reír imitando a Stallone con la boca torcida.

Sophia nos miraba mal, preguntándonos si no preferíamos poner la peli de Zack y Cody, los cuales no tengo ni idea de quiénes son, pero David decía que de eso nada. Y a mí tampoco me apetecía cambiar, por muy ñoña que se pusiera. Creo que ya he aprendido a no dejarme manipular por mi prima y sus ojos de gato de Shrek. Se estuvo quejando un rato, sobre todo cuando David se reía y le hacía burlas. Reconozco que me sumé a mi primo. El bullying familiar tiene sus ventajas, en el caso de Sophy siempre nos termina perdonando. Y, esa noche, terminó quedándose dormida sobre mis piernas cuando se dio cuenta de que, por más que insistiera, no íbamos a dejar de ver a nuestro boxeador favorito de todos los tiempos.

*

—Pregúntaselo tú, macho —ha sugerido Barry llevándose la taza de café a la boca. Yo le he mirado y él ha alzado las cejas mientras tragaba.

Mis apuntes de dibujo técnico estaban sobre la mesa de la cafetería tendiendo a la entropía. Todo era un caos, desorden absoluto. ¿Pero de qué hablo? ¿Por qué me expreso como Dean? Como se nota que llevo estudiando química todo el fin de semana.

Y el caso es que, entre los apuntes de dibujo y de química, me había acordado de que tampoco le había preguntado a Phil nada de lo de Aeryn. Se me había ocurrido preguntarle a Barry, porque es su mejor amigo. Pero, como los amigos más leales del mundo, no soltó prenda. Al menos no de forma clara. No sé si era por lealtad o por que no tenía ni idea de cómo andaba la cosa, lo cual era raro, pero no imposible.

—Pero no sé qué esperas que te cuente —me ha dicho Barry serio ojeando su cuaderno de química.

De pronto he notado una mano en mi hombro y me he sobresaltado porque no esperaba ningún contacto. De hecho, ha sido como si no supiera siquiera que estaba vivo hasta que he notado que el corazón me latía por el susto. El sueño que tenía me hacía estragos. Había sido Joanne, que me ha dedicado una sonrisa contagiosa.

—Voy a pedir un café. —Ha dejado sus cosas sobre la silla que estaba a mi lado. Barry ha seguido con la mirada a mi amiga hasta que ha llegado a la barra.

—Es muy rara —ha considerado volviendo la vista a mí.

Yo he sonreído cabeceando mientras pensaba que sí, desde luego, pero más que el propio Barry no, macho, que no hay por donde cogerle.

—Yo creo que me odia —ha añadido.

—Yo creo que también. —Le he dedicado una sonrisilla asintiendo y le he señalado con el índice de mi mano derecha—. Hablamos de ti, claro. A mí me adora.

Los dos hemos sostenido unos segundos la mirada y nos hemos echado a reír.

—¿Qué pasa? —ha cuestionado Jo llegando a la mesa con su café en las manos. Nos miraba de manera inquisitiva, como si supiera que estábamos teniendo una conversación secreta.

—Nada, rubia. —Barry ha negado con una sonrisa sutil de las suyas. Joanne no ha puesto buena cara—. Lo que te decía —me ha vuelto a decir alzando las cejas.

Parecemos Tontos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora