Shisui es muy tierno en ocasiones

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Cuando Itachi supo que su esposo estaba en el hospital pensó que podría enloquecer, no sabía que había pasado o si Obito estaba bien, sólo había recibido un recado de Sasuke indicándole que el azabache se había caído de unas escaleras. Decir que su corazón no se hizo añicos sería ser falso, porque la preocupación le escoció las venas y la sangre. Odiaba la idea de haber salido de la aldea y dejar a Obito, no esperaba que al llegar obtendría malas noticias, se reprochaba y culpaba a partes iguales.

Cuando entró a la habitación en la que estaba Obito se quedó pasmado, nadie le había dicho que había nacido su bebé, nadie le había informado que ya era ¡Papá! No cabía en su emoción, o mucho menos en felicidad. Pero era doloroso no haber estado allí junto a Obito, debió ser bastante agotador

—Itachi, acercate —la voz del azabache era suave, denotando su cansancio.

Con un poco de miedo el pelinegro camino hacía la camilla de hospital, sintiendo los nervios aflorar cuando Obito quitó las mantas y pudo ver más de cerca a su hijo.

¡Era la cosita más tierna y chiquita! Sus cejitas eran rosaditas al igual que sus manitas.

—Es precioso —sus palabras salieron en un hilo de voz, estaba ¿llorando? —Gracias, Obi-to

Limpio sus lágrimas con su brazo, pidiendo permiso de cargarlo.

—¿Cómo se llamará?

—Shisui —exclamó Obito resignado.

Itachi sólo sonrió en grande, dejando a relucir sus dientes y las arruguitas de sus ojos, dejando un leve besito en el cachetito de su bebé.

—Te amo, pero realmente no vuelvas a irte cuando este pariendo a tu hijo — dejó caer su cabeza derrotado.

Una sonrisa sincera se extendió en su boca, dejando un casto beso en la frente de Obito, teniendo cuidado con el recién nacido.

—No sucederá de nuevo, lo prometo.

Observó a Obito dormir ¿Que más podía pedir? Tenía un maravilloso esposo y un bebé hermoso, su vida era perfecta.

Siete años habían pasado, y no podía creerlo, su bebé chiquito de cejitas rosáceas ahora ya podía soplar sus velitas e ir a la escuela ¿En que momento creció tanto? No estaba listo para aceptar que ya su Shisui no era un pequeño bebé.

Todos aplaudieron mientras el pequeño soplaba las velas, Itachi estaba orgulloso de su niño y de su primer diente flojo, no podía esperar para que su hijo pusiera su dientecito bajo la almohada y el robarlo a media noche para guardarlo como recuerdo, quizás era un padre bastante loco.

—¿Que pediste?

—Eso no se dice mamá —infló sus mejillas. —Pero si quieres saber, empieza por sa y termina en ori

—Zanahoria —Itachi interrumpió a su hijo.

El pequeño sólo rodó sus ojos, odiaba que su papá le dijera que no podía estar con ese niño porque él tenía siete y el pelirrojo diez.

Aquí no había un imposible, ese niño iba a ser suyo y él de él. Aunque el de ojos avellana no supiera nada de su existencia, dentro de unos años iban a estar casados y con una familia, ese fue su deseo y los deseos se hacían realidad, o eso le dijo su mami, y su mami no mentía.

Cuando Shisui cumplió once su mami le dio de regalo a una hermanita que se llamaba Kahori, su cabellito era como el suyo al igual que sus ojitos. Amaba bastante a su hermanita y a toda su familia, eso era lo que el quería en el futuro, pero ya de por si era complicado pues el niño pelirrojo no le hacía caso ¿Por qué si él era bastante bonito?

Con tranquilidad Shisui camino hasta un pequeño laguito, arrojando piedras y pensando en ese niño.

Unos pasos se escucharon próximos a él, pero al voltear no encontró señales de nadie.

—¡Quién quiera que seas, sal de dónde estés! —se puso en posición de alerta, tal vez eso no fue muy ingenioso, pero ya estaba harto de sentirse acechado.

Un pelirrojo descendió de los árboles con suma elegancia, su mirada taciturna causó escalofríos en el cuerpo del menor, que sólo pasó saliva de forma rápida.

—Tranquilo Uchiha, tampoco pensaba hacerte nada.

La mirada de superioridad que le otorgó sólo lo hizo ser un manojo de nervios, ¡estaba hablando con el chico que le gustaba! ¿como no estar nervioso?

—Bueno tú, si ya sabes —estaba diciendo cosas estúpidas y lo sabía.

Una pequeña risita se escuchó, observando al pelirrojo con el ceño fruncido.

—Eres muy gracioso Shisui

¿Sabía su nombre? ¡Sabía su jodido nombre!

Ese día en el lago lo había hecho inseparable del de ojos avellanas, parecían uña y mugre, su corazoncito latía siempre muy emocionado, con siete, once y ahora dieciocho años seguía bastante enamorado, Sasori era la persona más dulce y especial de su vida, incluso si su papá le dijo que ese escarabajo feo no era suficiente para él, pero vamos, una vez que observas esos ojos avellana no hay vuelta atrás.

—¡No te vayas con ese! —Itachi casi que lloriqueo al tener que dejar ir a su hijo.

—Papá, ya que nunca me dejaste ir a una misión con él —rodó los ojos, cómo su padre era el hokage aprovechaba cada oportunidad para mandar a Sasori lejos.
—Ahora él y yo nos iremos unos días de vacaciones.

—¡Obito no lo dejes! —sarandeó a su esposo en un intento de que hiciera entrar en razón a Shisui.

—Cariño cuídate, yo me hago cargo de tu papá —acarició los rizos de su hijo.

Shisui sólo asintió marchándose, Itachi intentó detenerlo pero Obito no se lo permitió.

—Eres un traidor — lloriqueo.—Ese chico le matará la inocencia a nuestro bebé

Obito giró sus ojos con fastidió, alejándose de su esposo.

—Por dios Itachi, Shisui no es un niño

—¡Pero no quiero que se vaya con ese feo! — gritoneo. —Por favor detenlo, ni siquiera su hermana me da tanto tormento.

Obito rió al notar lo infantil que era su esposo, al parecer se había casado con un niño.

—Eres muy exagerado, cariño — dejó un beso casto en sus labios.

—No soy exagerado lo que pasa es que tú no tienes instinto de padre — señaló.—Ese criminal sólo quiere robarnos a nuestro hijo

Obito negó, alejándose por completo de Itachi.

—Que bueno que Kahori está con sus abuelos, así no ve a su padre hacer el ridículo

Itachi boqueo, ¿Él ridículo? Sólo estaba cuidando de sus hijos.

—Y antes que sigas con tus lloriqueos ¿Podrías ir por una sandía?— vocifero desde la cocina.

Itachi hizo una mueca.

—No de nuevo

Fin.

Piel dulce para las hormigas |Itaobi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora