Aborto espontáneo de las flores

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La primavera trajo consigo una hermosa unión entre dos corazones enamorados, la felicidad recorrió por todos lados de la aldea, incluso el clan Uchiha había aceptado después de tantos años a nuestro hermoso Obito.

El tiempo iba despacio y a la vez muy rápido, tal vez las manecillas del reloj sólo se estaban anticipando.

En la casa del jefe del clan Uchiha la felicidad tocaba a la puerta, pues luego de sólo cinco meses de matrimonio esperaban la llegada de su primer hijo. Itachi no cabía de la emoción, tanto así que en menos de una semana todos en konoha sabían sobre el nuevo descendiente. Obito también estaba muy feliz, iba a tener a alguien con quién jugar, al cual vería caminar y escuchar sus primeras palabras. Un ser tan pequeñito e indefenso, que ya era amado por medio pueblo.

—¿Estás ahí? —El pelinegro acercó su cabeza sin ejercer presión en el abdomen de su esposo. —Da una patadita si sí lo estás.

—Itachi, aún es muy chiquito —Obito dio un leve golpe en la cabeza del Uchiha, riendo un poco causando un leve sonrojo en sus mejillas.

—Pero ya yo quiero jugar con él o ella
—un pequeño puchero se formó en sus labios.

La vida no siempre era buena, solía ser tan cruel e injusta, y bueno no todo lo bello es bueno y no todas las flores son eternas, ¿verdad que si Obito?

Itachi corrió hasta el hospital desde que se enteró que su esposo estaba allí, no entendía que sucedía, si en la mañana Obito estaba bien.

—Itachi yo...—Shizune no encontraba las palabras correctas. —Lo siento —agachó la cabeza.

—¿L-lo sientes? ¿dónde está Obito? —sin darle tiempo a réplica empujó la primera puerta que encontró, escuchando los sollozos de su esposo —O-Obito, ¿cariño, estás bien?

—L-lo si-siento tanto —su cuerpo no paraba de temblar bajo las sábanas. —Yo re-realmente lo siento.

Para Itachi no fueron necesarias las palabras para entender la situación, la opresión en el pecho se situó sin dar tiempo a al menos pensar en una mínima cosa. Su cabeza se puso en automático, acercándose despacio a su amado, rodeandolo en sus cálidos brazos.

—Está bien cariño, se que duele...

—¿No me o-odias? —hipo levemente.

—No cielo, no te odio. Por favor no te culpes sobre algo que no estuvo en tus manos, en nuestras manos —corrigió.
—Debes saber que te amo y que podemos intentarlo un millón de veces y si un millón de veces fallamos, un millón de veces yo estaré a tu lado. —tomo el rostro del azabache entre sus manos, acunandolo suavemente.

Paso todo un año en dónde Itachi siempre le daba ánimos a Obito, consiguiendo con efusividad que la linda sonrisa del azabache regresará de forma rápida. Ahora el que llegaba era el otoño, trayendo consigo más noticias estremecedoras. Está vez Itachi por más emocionado que estaba, aguardo silencio, todo por pedido de Obito, pues este tenía miedo de que otra vez pudiera perder a su bebito. Aunque al llegar al quinto mes y ver que todo avanzaba bien dieron la tan ansiada noticia, la alegría recorría todas las calles con furor.

—¿Ahora si crees que pueda escucharme? —Itachi acarició el vientre de su esposo, sintiendo un leve movimiento. —¡Shisui se movió!

—¡Ya te dije que no se va a llamar Shisui!

—Obito tenemos una apuesta, si es niño será Shisui y si es niña pues konan —Itachi estaba casi, no. Itachi estaba seguro de que su bebé era un niño y bueno Itachi nunca pierde.

—Tengo un poco de miedo —admitió después de tanto tiempo. —¿Y si otra vez pierdo a mi bebé?

—No pasará nada cariño, ya verás que Shisui vendrá sano y salvo.

—¡Que mi hijo no se llamará Shisui!

Perdoooon 😭☝

Piel dulce para las hormigas |Itaobi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora