Password and safe

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El mundo es gris, las apariencias engañan y la mayoría del tiempo lo único que te mueve día a día, es una persona, un libro; un mundo fantástico existente únicamente en cada rincón de tu cabeza, donde eres capaz de crear los más hermosos escenarios, donde tú decides el camino de tu propia historia.

Así se sentía estar ahí.

En un mundo fantástico, lleno de cosas que no terminaba de comprender, pero era eso mismo lo que le fascinaba, ya que podía tomarse el tiempo que necesitara, para apreciar y aprender de las bellezas naturales que se encontraba presenciando.

Esas bellezas que siempre están a la vista de todos, pero nunca son lo suficientemente apreciadas.

Estaba llegando a su aldea, con pasos temerosos por lo que podría encontrarse ahí.

Sentía un extraño calor en el pecho, pero era una sensación diferente a la que se encontraba acostumbrado. Era parecida a la que sientes cuando ves nuevamente a alguien del que no sabias durante mucho tiempo. Tranquilidad, cariño y apego, eso era lo que él sentía.

Era de noche y la aldea se encontraba iluminada por antorchas, y por supuesto, el hermoso abrigo que la luna les brindaba.

Lo primero que sus Jades pudieron apreciar; fue como había muchas personas alrededor de una fogata, otras estaban haciendo lo que parecía ser ensayar un baile.

La atención de todas las personas se posó en él. Notoriamente algo incomodo por la situación, detuvo su andar, agarrándose de la parte trasera del chaleco de su amigo, el cual, se detuvo tras sentir el toque del omega tras él.

—No te harán nada, prinz lo prometo. Son gente buena. —Lo animó, para después, tomar la mano que seguía reposando en su chaleco, entre la suya para tranquilizarlo.

—¿Por qué todos me miran?, siento como si me estuvieran juzgando. —Sus palabras salían temerosas, y el pelirrojo solo sintió un deje de confusión tras lo que acaba de escuchar.

—Porque te estábamos esperando. —Esa no fue la voz del chico frente a él.

Un joven rubio, con vestimentas que parecía ser un pijama, se acercó hasta ellos. Este lucia aparentemente de su misma altura. Tenía unos ojos bastante celestes. Eran hermosos.

No supo en qué momento la mano de Kalen se separó de la suya, pero por alguna razón que desconocía, aquel chico rubio parado frente a él, se le hacía bastante... familiar -como todo en ese mágico lugar-.

Fáilte. /Bienvenido/ —Reconoció esa voz, y ahí fue donde supo porque su figura se le hacía tan conocida.


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Estaba bastante nervioso, no esperaba que la chica lo llenara tan repentinamente de preguntas, tampoco sabía si debía contestarlas, pero ahí estaba, inventándose toda una historia para que la joven le diera su comida y pudiera largarse.

—Ya te lo dije, solo vine a visitar a un amigo de aquí, pero como tiene mucho tiempo que no venía, me perdí en el enorme bosque. —Las esmeraldas de la chica y sus índigos se miraban fijamente. Louis podría decir que sentía como si la mujer leyera su mente y supiera que eso acaba de decir era una estúpida mentira.

—Bien... solo creo que no deberías andar solo por el bosque, es todo. —Phoenix se levantó para dirigirse por los platos de comida que no tiene idea de donde salieron.

Ésta le dejó un plato con lo que aparentaba ser carne, una pequeña ensalada en un lado, y un simple vaso con agua. No era un platillo gourmet, pero le vendría bien.

A la sombra de un robleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora