I will never be weak

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Él no creía en los cuentos de hadas. En los clichés de los libros. En las personas que decían enamorarse a primera vista. Le parecían mierdas inventadas por la gente.

Esas mariposas que los amantes decían sentir con tan solo ver su llamado complemento, y el sentirse tranquilo cuando escuchas la voz de la otra persona resonando como melodías dulces.

Tampoco creía en las almas destinadas, en las vidas pasadas. Era un alfa de sangre pura que no creía en esas "tonterías cursis de adolescentes" por el simple hecho de que le parecían ridículas y melosas. Y si podía ser lo más sincero, llegó a creer que nunca conectaría con alguien.

Hasta que llegó él.

Un pequeño niño de ojos verdes corriendo como si estuviera escapando de algo. Cayendo estrepitosamente contra el suelo por su culpa.

La primera persona que lo llamó "mejor amigo" y le había puesto un ridículo apodo, el cual, no le molestaba del todo. La primera vez que sintió la necesidad de sacar a relucir la sonrisa de alguien. De ser el motivo de la aparición de dos pequeños hoyuelos que le parecían adorables.

Pero ese fue su único encuentro. Jamás volvió a saber de la existencia de aquel niño. Incluso llegó a preguntarse si este había sido real o solo producto de su solitaria imaginación.

Los ojos verdes simplemente se fueron. Y con estos, la necesidad de proteger y ser el porqué de alguien.

Él no creía en los cuentos de hadas.

Hasta que después de nueve años, su alfa se reencontró con aquella mirada llena de inocencia, que le lleno el alma y le regresó el color a su corazón.

Y se cuestionó por primera vez si debería comenzar a creer en los cuentos de hadas y en los tontos clichés de los libros.


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Él jamás se mentía con nadie

Siempre predicaba el bien y la amabilidad.

Siempre fue un omega que impuso respeto con su sola presencia. Esto por supuesto, colmaba la paciencia de los alfas; los cuales no dudaban en molestarlo por su casta.

Pero un par de golpes, burlas y ofensas no le afectarían en nada. Él era Harry Styles.

O eso fue lo que aparentó ante todos.

El miedo que le tenía a los alfas por su mala experiencia con estos, se lo guardaba para él mismo. Nadie tenía porque saber que él realmente les temía.

Su gran intelecto y habilidades musicales y artísticas, le lograron abrir muchas puertas para lograr lo que le plazca. 

Se ganó el respeto de muchos omegas y betas. Nunca lo logró con los alfas, y esto lo hundía en una burbuja que él solo jamás podría explotar.

Adultos siempre felicitándolo por lograr sus objetivos en tiempo récord. Pero haciéndose de la vista gorda cuando un alfa lo acosaba o insultaba por su bonita figura, olor... y casta.

La amabilidad siempre siendo su lema, y con ésta, lograr dejar un legado que perdure por años.

Él jamás se metía con nadie.

Y él podría seguirles mintiendo todo lo que quisiera, como se ha mentido a sí mismo durante años. Porque sí se había metido con alguien.

Nunca olvidaría el primer reclamo que le hizo a un niño unos cuantos centímetros más alto que él, por haberlo tirado al suelo con su balón.

A la sombra de un robleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora