I feel like I'm dreaming

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—Entonces, ¿Tú me contabas todas esas historias? —dijo el rizado con un claro tono de entusiasmo y sorpresa en su voz. —¿Eso significa que estoy en un sueño como cuando era niño? —Volvió a hablar casi al instante mirando a su alrededor.

Habían comenzado a caminar hace unos minutos -o eso calculaba él- y, a pesar de sentirse protegido; no dejaba de tener miedo a ese oscuro bosque.

El rizado había despertado sobre una roca milagrosamente cómoda, fundada de un césped verde y acogedor; a su alrededor había solo arboles altos, y justo donde despertó, parecía ser el único lugar iluminado por un hermoso rayo de luna que se colaba por la copa de los árboles.

Fue después de varios minutos en los que la mujer estuvo tratando de convencerlo que tenían que comenzar a emprender un viaje, que finalmente terminó por acceder.

Ni siquiera sabía el por qué, solo sentía un omega ansioso, ya que, había algo que dentro de ese bosque lo llamaba con efusión, mientras dicho omega, se regocijaba con tal acción.

—Me gustaría saber la razón por la que aún temes, florecilla. —¿Y aún existía esa duda dentro de la mujer? ¿Qué no es algo obvio?

—Bueno, me acabo de enterar que la mujer que me contaba esas historias de pequeño, es real; hace como media hora estaba en la cocina de mi casa y ahora me encuentro caminando en un bosque casi totalmente oscuro. No tengo idea de donde estoy, ni hacia dónde voy, tampoco el cómo llegue aquí, ni el por qué me trajiste, talvez esto solo sea un sueño, ¿No crees que son suficientes razones para estar asustado?, realmente quiero volver a casa. —Contestó sin respirar para después detener sus pasos en seco y mirar fijamente a aquella mujer a los ojos.

Estas en casa. 

No fue la mujer frente a él quien hablo, lo único que vio fue como esta cerró sus ojos. Lo siguiente que pasó no supo cómo describirlo.

La copa de los árboles que parecían acariciar el cielo con sus hojas, comenzó a abrirle paso a un gran rayo, que tardó unos segundos para darse cuenta que se trataba de la luna. El rayo lo envolvió a él solamente y buscó con la mirada a la mujer frente a él; notó como esta lo miraba con una pequeña y agradable sonrisa, mientras que podía ver un tipo de aura blanca traslucida adornar con detalle el contorno de su cuerpo.

Su piel lucia más blanca que nunca y, sin darse cuenta, él estaba experimentando exactamente lo mismo que aquella mujer de ojos azules como el despejado cielo.

Grata primogenito Lunae. 

Bienvenido al primogénito de la luna.




Había estado caminando durante bastante tiempo. Seguía esperando que las preguntas que tenía, fueran resueltas de una vez por todas.

—¿Estando en esa forma eres capaz de comunicarte conmigo? —preguntó el ojiazul para desviar su atención de la picazón en su brazo; estaba a nada de subirse la manga de su camisa para revisar que era lo que tenía.

—¿De quién crees que es la voz en tu cabeza que te hace razonar? ¿De ti mismo?, pagaría por que fuera así. —Escuchó en su cabeza, realmente se sorprendía cada vez más. ¿Acaso estaba en un tipo de sueño?

—...Bien, eso no me lo esperaba, pero vamos, ya que vi que puedes comunicarte conmigo, ¿Contestarías mis preguntas? —dijo más impaciente, casi convirtiendo la pregunta en un tipo de orden.

No te prometo mucho, enano, hay cosas las cuales no me corresponde a mi responder. —¿Qué clase de guía espiritual era ese?

—Bien... ¿Cómo llegue aquí?, ¿Hacía donde estamos yendo?, ¿Cómo es que te puedes transformar en esto?, ¿A quién se supone que estaba buscando en tus ojos?, ¿Qué es este lugar y por qué lo siento tan familiar?, ¿De verdad eres mi guía espiritual?, ¿Esto es una clase de sueño?, ¿Cómo salgo de aquí?, ¿Cómo mierda me quito esta picazón del demonio?, te juro que no la soporto más. —Bombardeo de preguntas. No, no era lo que el hombre se esperaba, pero, ¿Qué otro remedio tenía?

A la sombra de un robleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora