Una vez sabiendo nuestro destino, nos dirigimos allí. Salimos hacia la salida sur este, para después ir hacia el punto donde se encontraban los rebeldes. Estaban a unas tres horas de la ciudad, al llegar me llamó la atención encontrar guardias de la ciudad y estaban hablando con otros hombres con diferentes armaduras, imagino que los rebeldes. Hope me agarro de la capa al ver el ambiente, todos esos hombres armos la abran asustando. Empezamos a buscar a la mujer por el pequeño campamento, lo encontramos al lado de uno de los lideres del asentamiento. Digo yo que era un líder, ya que se uniforme era diferente, más elegante y con colores más llamativos por todas las piedras preciosas, aparte de eso estaba sentado en una especie de trono mientras que los demás estaban sentados en los troncos. La mujer se encontraba a su lado, hablando con ese hombre alegremente.
-Ponte detrás de mí.- Hope me hizo caso, avanzamos hacia el grupito.- Disculpad, tengo que hablar contigo.
-¿Qué quieres de esta mujer, eh?- Dijo el hombre de las piedras preciosas.
-Solo queremos hablar con ella de algo privado, nada mas.
-No pasa nada.- Dijo la mujer.- Seguidme.
La seguimos hasta una de las chabolas, a mi parecer una de las más grandes del lugar. Al entrar se podía ver el lujo que tenía esta gente. Raro. Ya que normalmente los rebeldes, al estar en contra de todas las normas establecidas, solían tener pocas riquezas. Se sentó en una de las sillas de la mesa y nos invitó a sentarnos. Nos sentamos en frente de ella, nos quedamos un rato en silencio analizándonos.
-¿Qué quieres?- Me dice en un tono bastante agresivo.
-Te están buscando en la ciudad. Había un contrato para llevarte de vuelta.
-¿Y me llevaras? ¿Por la fuerza?
-Si es necesario sí.
-Te ofrezco una recompensa mayor si vuelves y dices que estoy muerta.
-Necesitare alguna prueba, no me creerán solo con mi palabra.
-Toma.- Me dio una especie de pulsera.- Me la regalo alguien importante. Dásela y te creerán. Y aquí el dinero.
-¿Crees que sea suficiente?- Mire en el interior de la bolsa y en definitiva era suficiente. Eran 20 monedas de oro, mucho más que la otra.- Será suficiente. Vámonos.
Hope me siguió sin decir nada, pero parecía pensativa. Llegamos a la posada donde cogimos el trabajo y le dije lo acordado al tabernero. Después de hablar con él y de recibir la recompensa, volvimos a la habitación.
-¿Por qué aceptaste eso? ¿No sería mejor que volviera a casa?- Preguntaba Hope.
-No del todo, a veces aunque tengas familia, lo único que deseas es vivir fuera de esa jaula, a pesar de que te vuelvas a meter en otra diferencia. No sé los motivos de esa mujer y tampoco me importa, lo único que necesito en el dinero. Sus razones son suyas y de nadie más.
-Entiendo... entonces te vendes al mejor postor... No eres muy diferente a esos malos hombres.
-Nunca dije que fuera igual. No me considero un héroe, ni tampoco un villano. Ya que hay gente que me ven como uno o como otro. Solo quiero vivir el día a día en esta limitada libertad, alejado de la prisión en la que estuve durante demasiado tiempo.
-¿No quieres a tu familia?
-No sé trata de querer o no querer, se trata de lo mejor para uno mismo. Estando allí, sentía cadenas alrededor de mi cuello, apretándome cada vez más, cada día más difícil respirar, más difícil resistir. En esa situación solo quedan dos opciones, morir o huir.
-Creo que entiendo algo. Los adultos sois complicados.
-Venga descansar, mañana a ver si encontramos algo más.
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Contratos mágicos
Science FictionEskol un extraño mago con muchos secretos a sus espaldas, vive al día sin importarle los demás. Pero Aila aparece en su vida para ofrecerle otro estilo de vida completamente diferente. ¿Conseguirá Aila cambiar la caótica vida de Eskol?