─ ¿Lo amas? ─ es la pregunta que le hace un cachorro al hombre que pretende enamorar a su papi.
Beomgyu es un Omega muy bonito, delicado y un excelente padre, quien ha criado a su hijo, Jae-sang de cinco años de edad, fueron abandonados por su Alfa...
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Beomgyu se sienta en su escritorio para redactar uno que otro libro que pronto publicaría en la editorial mientras Jaesang está en la alfombra de la sala jugando con sus dinosaurios al té.
— Que buen té preparo usted señor puppy — Dijo el menor hacia uno de sus dinosaurios que tenían un sombrerito en la cabeza.
Beomgyu mientras escribía pensaba en... en alguien de unos inauditos ojos verdes, su aroma era espectacular y ni se diga de lo atractivo que era, sonreía ante la pantalla mientras escribía.
— ¿Por qué sonríes tanto papi? — Preguntó el menor dejando sus dinosaurios y dándose la vuelta, subiéndose al sillón y que su cabecita quedara a la vista de Beomgyu.
— ¿Cómo sabes que ando sonriendo? — Preguntó Beomgyu con los ojos entrecerrados.
— Papi, sabes que los cachorros podemos sentir los sentimientos, ¿verdad? — Dijo el menor, Beomgyu estaba orgulloso del menor, a sus cinco años, casi seis en menos de dos meses, hablaba bien y comprendía las cosas como si fuera todo un mayor.
— Bueno, si lo estoy — Se sincero el mayor y el menor celebro con sus puñitos al aire.
— ¡Hay que platicarle a la tía ChanMi! — Festejo el menor.
— Sabes que tu tía está en América — Dijo.
— Papi, para eso existen los teléfonos — Dijo obvio el menor.
— Esta bien — Beomgyu palmeando su regazo, mientras que Jaesang corría hasta él para sentarse, mientras que Beomgyu abría otra página, para hacer una video-llamada por medio del ordenador.
Esperaron unos minutos mientras que la hermana de Beomgyu contestaba.
— ¡TIAA! — Gritó Jaesang, cuando una Alfa rubia de ojos azules se mostraba de en la pantalla.
— ¡HOLA BEBÉ! — Dijo la Alfa sonriendo.
— Hola Chan — Saludó Beomgyu.
— Hola hermoso, ¿Qué dulce chisme escucharan mis oídos? — Dijo la rubia.
— Papi está feliz, porque le gusta mi doctor — Dijo Jaesang.
Beomgyu volteo a verlo, mientras el menor se tapaba su carita con ambas manitas, escondiendo su rostro.
— ¿Es digno de papi? — Preguntó ChanMi.
— Si, es alto y guapo, no más que yo.
— Es lindo — Dijo Beomgyu — Solo lo he visto una vez y Jaesang ya piensa que me gusta — Rodo los ojos.
— Jaesang sabe cosas — Dijo ChanMi.
— Creo que me siento mal, papi llévame al doctor — Pidió Jaesang apretando su pancita.
— Jae no estoy para bromas — Dijo Beomgyu.
— Hazle caso al niño.
Beomgyu sonríe, mientras que deja a Jaesang sentado junto al ordenador mientras se susurra cosas con ChanMi, Beomgyu prepara la cena, pero se da cuenta que no tienen frutas.
Casi una semana que no ha ido al super, así que gruñe, ve la hora en su móvil, lo deja cerca de un enchufe para ponerlo a cargar y va hasta donde esta Jaesang.
— Cariño, ¿te parece si vamos de compras?, a papi se le olvido algunas cosas, ve a tu cuarto y ponte tus tenis — Dijo el mayor y el menor obedeció, bajándose de la silla, agitando su manita para despedirse de ChanMi.
— Tu hijo es muy inteligente — Comentó la Alfa.
— Lo sé, lo heredo de mi — Dijo orgulloso — Pero, te dejo tengo que hacer algunas compras.
— Ve con cuidado, lleva tu gas pimienta — Dijo ChanMi, cuidaba mucho a Beomgyu, en pocos meses regresaría a Seúl pues pronto su estancia en Estados Unidos terminaría.
— Si, adiós bonita — Se despidió Beomgyu.
— Adiós bonito — Dijo la rubia.
Jaesang salio del cuarto con sus tenis, mientras que Beomgyu tomaba su bolso y sus llaves del carro para luego irse cerrando la puerta bajo llave.
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