─ ¿Lo amas? ─ es la pregunta que le hace un cachorro al hombre que pretende enamorar a su papi.
Beomgyu es un Omega muy bonito, delicado y un excelente padre, quien ha criado a su hijo, Jae-sang de cinco años de edad, fueron abandonados por su Alfa...
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Después de aquella noche, los tres lobos entraron a su hogar, donde volvieron a su forma humana, para luego darse un baño e irse a dormir a sus respectivas camas.
Pero Taehyun tenía otros planes.
Adornando la playa privada que sus padres les habían dado, con velas, velas que marcaban un camino hasta la orilla del mar, con pétalos de rosas rojas y blancas.
Vestido con una camisa blanca, arremangada hasta sus codos, un pantalón blanco de telas suaves y delgadas, de pies descalzos y sus cabellos siendo recogidos en una coleta.
Beomgyu se había puesto un vestido de telas sueltas, que se sostenían en sus hombros por tirantes dejando sus clavículas expuestas, mientras que un pequeño listos se amoldaba a su pecho dejando su voluminosa pancita libre, sus pies descalzos y sus cabellos alborotados adornados por una corona de flores.
El omega camino por el sendero marcado, hasta llevar al alfa, su alfa que lo esperaba ahí. Parado bajo la luz de la luna e iluminando por las velas, mientras sostenía una rosa roja entre sus dedos repletos de anillos.
— Taehyun... — dijo Beomgyu en un mascullo.
El alfa sonrió, mientras extendía su mano para jalar el cuerpo del omega hacia él.
El alfa se inclinó a besar sus labios, antes de que Beomgyu se pusiera de puntillas, sonriendo mientras sentía aquellos gruesos labios contra los suyos, la calidez y el sabor que desprendían. Moviéndolos, a un solo compás donde sólo ellos podían ser sincronizados.
Dos fantasma que navegaban en la oscuridad y habían sido iluminados por las mismas almas enamoradas ante aquella adversidad.
— Yo no pude darte un cortejo digno, un cortejo el cual merecieras ser consentido a lo largo de un tiempo, pues nuestros lobos aullaron y exigieron que nos marcáramos, que nos hiciéramos una sola alma — dijo Taehyun entregándole la rosa a Beomgyu — El día de hoy Choi Beomgyu, mi vida no puede estar más agradecida que tenerte a ti, a Jaesang y a mi cachorro en mi vida.
— Amor...
— Cariño, porque solo nací para adorarte, atravesaría todas las brasas de fuego para llegar hasta ti, también sería capaz de crear un mundo para ponerte a salvo, derrumbando cualquier muro que nos impidiera alcanzar la felicidad.
Por qué amo todas aquellas pequeñas cosas de ti, te amo locamente.
— Yo te amo más.
— Mi dulce criatura...¿Te casarías conmigo? — dijo Taehyun, arrodilladose frente a Beomgyu, mientras de su bolsillo sacaba una caja de terciopelo que tenía un anillo de diamantes dorados.
Beomgyu abrió sus boca, mientras sus ojos se ponían cristalinos.
— ¡Sí!,¡Sí alfa! — dijo Beomgyu, inclinándose a besar los labios de su amado.
Ya estaban juntos, ya habían encontrado su alma gemela.
Ya eran dos corazones en un hogar.
El barco había encontrado su brújula.
Ellos se amaban, se amaban tanto que no bastaba una vida para demostrarse todo su amor, se buscarían en la siguiente para volver amarse.
Para volver a estar juntos.
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