Capítulo 29

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-¡NOOOOO!- Exclamé. Un señuelo, un maldito señuelo, el verdadero Gabriel estaba detrás de ella, sujetando el arco que había disparado la flecha. Corrí tras ella, abrí mis alas y me tiré al vacío. Mientras iba cayendo cerró sus ojos y cuando pensé que no alcanzaría a sujetarla, la pude atrapar. La tomé en mi brazos y la acosté en mí regazo, sus ojos estaban cerrados y aunque intentaba, no podía sentirla-Te tengo, te tengo mi amor. Abre los ojos, mírame, mírame- Un hilo de sangre le corría por la nariz y en el pecho aún seguía la flecha que le había atravesado el corazón. Con manos temblorosas le acaricie el rostro, el cabello y levanté brevemente su cabeza para apoyar su frente con la mía, una lágrima tras otra rodó por mi mejilla. Solté un grito de dolor y profunda agonía, lo que sentía no podía describirse en ninguna lengua humana. Tomé sus manos y las puse en mi rostro, frías, completamente frías, la lluvia empezó a caer encima de su pulcro rostro, era como si las nubes me acompañarán en mi dolor- Yo no puedo vivir sin ti- Susurré- Annia... Vuelve a mí, por favor, mírame, despierta- Aradia bajaba del cielo, aterrizó justo frente a mí, tenía sus ojos llorosos, se cubrió con sorpresa. Levanté mi vista.

-Está... Está- Ni siquiera se atrevía a preguntar- Lucifer- Susurró. Sentía que me estaba muriendo del dolor que me quemaba por dentro, jamás me imaginé lo que podría llegar a suceder. Una rabia invadió mi sistema, una rabia que no podía controlar por más que quisiera.

-Shu, shu, shu- Sostenía el cuerpo inerte de Annia, la baje de mi regazo y la deje en el suelo. Una de mis lágrimas cayó a su mejilla que aún mantenían el color rosáceo. Le acaricie el cabello mientras mordía mi labio inferior- Despierta... No, no, no, despierta, yo no puedo vivir sin ti, no puedo- Aradia me abrazó por la espalda y apoyó su cabeza en mi hombro.

-Todo va estar bien- Susurró- Tranquilo, tranquilo- Levanté brevemente mi mirada y observé a Miguel, me miraba como quien mira a un preso condenado a muerte, quizá sí, era mi muerte.

-Nos dimos cuenta muy tarde, cuando ya estábamos en el cielo, vine lo más rápido que pude- Miguel estaba ahí, sin saber siquiera qué debía hacer- Lo siento Lucifer- Su sangre me había manchado la ropa. Me puse de pie, Aradia se alejó de mí. Sentí una profunda cólera y una rabia que no podría ser acabada hasta que no tuviera al frente a la persona culpable de su muerte. Saqué mis alas de nuevo y mi apariencia demoniaca. No podía estar muy lejos, le di una última mirada y me fui. Miguel iba tras él sabía que quería atraparlo, ambos iban delante de mí, pero mis alas eran más rápidas que las de mi hermano, me le adelante rápidamente, sabía que no me esperaba, aún con la fuerte lluvia en contra. Le lancé una daga que dio justo en una de sus alas, haciendo que cayera, me aseguraría que está vez si fuera el verdadero Gabriel. Se desvió en picada hasta el suelo y cayó en medio de un bosque haciendo una especie de trinchera. Mis ojos negros, mi piel roja y mis alas de murciélago. Lo tomé del cuello y le di un puñetazo en el rostro, luego otro y otro, así hasta ver su rostro casi desfigurado.

-¡LA MATASTE!- Exclamé dándole otro golpe- LE ATRAVESASTE EL CORAZÓN CON UNA MALDITA FLECHA, SU CUERPO CAYÓ INERTE EN MIS BRAZOS- Lloraba con cada golpe que le propinaba, no porque le estuviera doliendo a él, sino, por que era una forma de castigarme a mí- LO ÚLTIMO QUE VIO FUE A MÍ YENDO TRAS ELLA, SU OJOS ME MIRABA CON MIEDO PURO A MORIR- Mis nudillos empezaban a doler y a sangrar al mismo tiempo, su sangre me salpicaba. Las gotas de agua me empapaba por completo

-Lucifer- Me llamó Aradia- ¡Lucifer basta!- No me estaba controlando en ese momento, quería matarlo y lo iba hacer.

-Lucifer- Está vez fue Miguel quien me llamó. Gabriel ya estaba casi desmayado, desfigurado y cansado por los golpes, ya no tenía más fuerzas caí arrodillado a su lado, cansado, adolorido y devastado. Mi hermana volvió a abrazarme, sus lágrimas caían sin compasión.

Arcángeles Del Infierno #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora