Capítulo 18

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-Annia- Me dijo, ella vino hasta mí y me abrazo. Aún no salía de mi estado de shock, así que ni siquiera le devolví el abrazo, me quedé ahí mirándola- Hermana... Yo te estaba buscando, y ví a mamá en la iglesia y, ese hombre se acercó a mí, luego ya no supe más y desperté aquí- Mis lágrimas cayeron por mis mejillas.

-¿Cómo es posible?- Le pregunté, miré su rostro, había olvidado el timbre de su voz, el color de sus ojos, había olvidado el gran parecido entre ambas- Ariana- Susurré- Estás aquí- Miré a Gabriel tratando de buscar una explicación- ¿Qué pasó?.

-Yo no lo sé, no estaba enterado- Contestó Gabriel.

-No lo sé, lo último que recuerdo fue el accidente, desperté y tenía mucho frío, estaba desorientada y no recuerdo más nada- Acaricié su cabello, mis ojos estaban encharcados de lágrimas- Estas hermosa- Dijo- Aunque un poco más grande- La abracé, estreché su cuerpo contra el mío y acaricie su cabeza- Dime, por favor ¿Qué sucedió?- Preguntó con desesperación.

-Yo tampoco lo sé, hermana. Pero han pasado nueve años.

-¡¿Qué?!.

-Annia- Me llamó Gabriel.

-Así es, nueve años después del accidente. Yo ya no tengo 15 años, tengo 24 y tú ya no tienes 20, tienes 29. Llevas 9 años...

-Annia- Me interrumpió Katrina- No lo hagas- Fruncí el ceño sin entender- Ariana, es un placer, mi nombre es Katrina- El Arcángel le extendió la mano y mi hermana la estrecho- Debes de tener muchas dudas, las resolveremos, por ahora no te preocupes. Annia, ven un segundo- Me tomó de brazo y me guío lejos para que no escucharán.

-¿Qué pasa?.

-No lo hagas, no le digas que está muerta. Está pasando un fenómeno denominado los retornados, son personas muertas que retornan, algunas ni siquiera saben que están muertas. Decirles, provocaría una reacción un poco violenta en ellos, quédate callada- Me quedé mirándola, sin saber qué hacer. Tragué saliva, mi hermana.

Katrina tomó a mi hermana de la mano y la llevó a la oficina, me dijo que le contaría una historia diferente a la que nosotros sabíamos. Giré en mi eje y Gabriel había desaparecido. El sol, empezaba a ser más potente. Solté un suspiro, mi cabeza daba vueltas y las ganas de vomitar habían vuelto. Ariana estaba aquí, viva, (bueno, parcialmente viva) Tenerla, verla y escucharla de nuevo era algo más que mágico, aunque muy confuso. Camine hasta la oficina y me detuve en la puerta, con la esperanza de escuchar algo de lo que estaban hablando, no logré escuchar nada. Sólo quedaba esperar, me senté en la sala de estar y esperé. Había perdido la noción del tiempo, no sabía si era mañana o tarde, incluso, por la oscuridad del lugar, a veces se me dificultaba diferenciar si era noche o día. Moví mis manos exageradamente con la esperanza de disimular mi nerviosismo, fue en vano, se estaban tardando mucho y lo que me preocupaba era que Katrina, solía ser un poco brusca diciendo las cosas, aunque no tenía de que preocuparme, ¿O sí? era el ángel de la muerte. Empecé a sentirme muy mareada, así que tuve que sentarme unos momentos, el aire me estaba faltando. No, no otro ataque no, sentía que en cualquier momento me caería desmayada. En mi vista borrosa apareció el reflejo de Lucifer, me tomó del rostro haciendo que lo mirase. Sentía su voz en mi mente, repitiendo una y otra vez; "Tranquila, todo está bien" me dio un beso en la frente, me tomó de las piernas y enrollé mis manos en su cuello, me cargo, me cargo como si se tratase de una niña indefensa y herida, su tacto me calmo. Todo estaba tan confuso, tan lejano y poco creíble. Sentía que tenía un muy grande peso en mis hombros, si yo me sentía frustrada, no quería imaginar que estaba sintiendo él, al perder el control de todo, al ver que todo se estaba saliendo de sus manos, incluso mi propia vida. Subimos los escalones y me dejó suavemente recostada en la cama.

Arcángeles Del Infierno #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora