#00.5

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Un golpe sonó, resonaba entre la plena oscuridad. Golpe tras otro, tras otro.

Escupidas, quejidos lastimeros, golpes secos lo suficientemente estruendosos.

Después de escucharse otro tremendo golpe, un erizo azabache, mal herido y tambaleante, de joven edad, echándose hacia atrás con sus temblorosas manos cansadas, cayó al suelo desplomandose.

La sangre en sus puños escurría, esto por haber impactado continuamente en el robot que en ese momento lo atormentaba. Listo para matarlo, órdenes de su creador... La robusta máquina también había recibido daño. El robot tenía cortos circuitos, no faltaba mucho para ser destruído.

Lastimosamente nuestro héroe jóven ya estaba abatido y sin fuerzas, tirado en el suelo. Lleno de moretones por sus antiguas peleas, combatió como todo un campeón a su corta edad de 14 años. En el suelo, perdía la conciencia, ya no tenía fuerza ni siquiera para volverse a parar, todo su cuerpo le dolía y lo único que podía pensar era en...

—Mierda, oh no, no, mierda...—soltó un quejido doloroso, riéndose de sí mismo, con nerviosismo cortante al ver al robot poco a poco acercándose, pronto sería su fin y ver la muerte llegar lo hacía suplicarse.

Esto había escogido, bien sabía, era su destino. En el momento en el que lo decidió, reconoció a lo que se enfrentaba y lo que podría suceder. No era momento de temer o llorar, incluso retractarse, no lo valía.

Intentó levantarse con esfuerzo pero volvió a acostarse en el suelo con una mueca horrible de dolor. Jadeó repetidamente deslizándose para alejarse del último robot. La máquina a veces paraba, pues el último golpe de gracia lo terminaría por completo. Sin embargo nuestro héroe no podía levantarse.

Shadow mirando al techo apretó su quijada aguantando el malestar incesante. Con un gritó desesperado sollozó finalmente —¡Lo siento! ¡Ya no puedo volver...! —negó dejando salir unas rotas lágrimas, para después intentar mover sus brazos.

Por esos instantes dónde su muerte venía cerca, pensó y anheló volver el tiempo atrás aunque fuera una última vez. Se dejó vencer. La sangre no solo le escurría de su cien, también de su nariz.

Luego todo se volvió borroso, jadeaba, gruñía retorciéndose de dolor. Y al girarse para esperar su fin, recordó algo, una voz...risas, una luz.

“Deseo ver las estrellas”
“Y para que suceda, se debe proteger este mundo. Necesitan una luz de esperanza, porque quitarles eso, será lo más desgarrador de sus vidas...”

"Me necesitan, yo no puedo morir aquí y no quiero, anhelo estar vivo y proteger lo que amo"

Suspiró cansado, bufando, su último aliento y esfuerzo. Se levantó poco a poco. Con su mirada más decidida y llena de coraje, limpió la sangre que le escurría de la nariz con su antebrazo. Escupió un poco de sangre al suelo. Haciendo mover sus extremidades se colocó en guardía...

Se sentía más vivaz, motivado y determinado. Apretó sus puños con furia, estaba dispuesto a terminarlo todo. La máquina disparó y él esquivó ágilmente, después se dió valor para esquivar un próximo disparo y así levantar su puño con fuerza, en dirección hacia el robot.

El anillo de su muñeca brilló fugazmente, dándole poder a su cuerpo, al ver el anillo con cariño, sonrió melancólico para después tomar fuerza y así impactarlo sin ningún miedo ya.

—¡Chaos Control! —impactó y le hizo explotar, el azabache se cubrió antes de ser empujado por la explosión, más no cayó al suelo.

El lugar entero estalló y al terminar, lo único que podía ver era oscuridad en el laboratorio, junto con humo disipandose, dejando ver a la máquina en el suelo, completamente despedazada.

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