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- ¿En serio lo hiciste?

- Si, Yuu-chan. Lo hice

- ¿Y que te dijo?

- ¿Que iba a decirme? Apenas podía mantenerse de pie de lo ebria que estaba

- Debiste hacer que se quede

- Lo intenté - Mintió desviando ligeramente la mirada - pero se fué de todos modos

El silencio en el cual quedaron era cortado solo por el sonido del microondas, que luego emitió un pitido haciendo saber al azabache que su cena ya estaba lista, este se levantó y fue a la cocina, en serio tenía hambre.

- No puedes ir por el mundo diciendo que eres mi gato, Mika - dijo sentándose nuevamente con el plato de curry sobre la mesilla que había entre el sofá y el sillón.

- ¿Que mas da? Después de todo ella no recordará nada

- No recuerdo haber cambiado de cuerpo contigo. El irresponsable, rebelde e impulsivo soy yo. No me quites el papel - hizo un puchero haciendo reír al rubio

- Mejor calla y come

Había pasado una semana desde aquella salida y como no podía ocultarle nada a ese chico de brillantes ojos esmeralda, le había contado sobre su pequeña "travesura" era algo tan simple pero había notado que al azabache le había preocupado que alguien más que él lo sepa.

Luego de enterarse que iba a ser desechado por ser una falla había sido más cuidadoso para que nadie se enterase de ese detalle, incluyendo a las personas de su círculo social y su familia. No quería que aquella gente se enterase de que el rubio seguía con vida, sería como condenarlo a pena de muerte

- Yuu-chan, no te preocupes. No me pasará nada - Le pareció tierno el como su contrario desviaba la mirada, no hacia falta que se lo demuestre, en sus ojos podía ver todo lo que sentía.

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- Los preparativos están listos

- Bien. Goshi, pase lo que pase debes sacarla de ahí, no dejes que nadie más se la lleve

- Así será.

El pelinegro hablaba constantemente a través de un intercomunicador que lo mantenía en contacto con su "escuadrón".
Ser guardia de seguridad de una de las empresas más prestigiosas de Japón tenía sus ventajas, como por ejemplo saber de los eventos ilegales que sus líderes organizaban con el "producto" que creaban sin que nadie más que ellos lo sepan

En un salón subterráneo, lejos de la mirada curiosa de los transeúntes se llevaba a cabo aquel evento, donde presentaban un nuevo producto para subastarlo. ¿Donde iban a parar? Eso ya no le importaba a la empresa, mientras les paguen bien ya nada les importaba.

En un pequeño escenario podía verse una silla ocupada por una chica de largos cabellos rojos, sus ojos violetas se notaban perdidos y su piel solo era cubierta por un pelaje rojo.
Aquella cola también del mismo color que su cabello con la punta blanca y orejas puntiagudas dejaban muy en claro a qué raza pertenecía la chica.

- Cambia

Habló la voz firme y algo ronca del hombre que se encontraba parado al lado de la chica, ella comenzó a respirar con algo de dificultad tratando de resistirse a la droga que habían implantado en su sistema, sin embargo todo fue en vano ya que luego sintió una descarga eléctrica que provenía del collar que tenía, puede que no haya sido tan potente, pero había logrado que algunas de sus extremidades quedasen inmóviles por unos segundos. Sin otra opción se encogió sobre sí misma y luego en su lugar ya no estaba aquella chica pelirroja, solo había un zorro de ojos violetas.
Las personas aplaudieron ante ello y fue allí donde todo comenzó.

||¿Que hay de malo en un Gato?||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora