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Era de mañana, apenas salía el sol y cierto azabache salía de su departamento oyendo el maullido del felino rubio que no quería quedarse solo, aunque no le molestara solo hacía eso por mera costumbre.

O al menos eso era lo que él creía

- Mika, en serio debo irme - Comenzaba a perder la paciencia y para colmo en ese momento oyó la voz de cierta chica pelimorada

- Buenos días, Yuu-san... ¿Algún problema? Llevamos esperándote un tiempo y Kimizuki dijo que te dejaría si seguías tardando.

- Si... Solo... Ya voy - el azabache se giró para observar como el felino siseaba hacia la chica. Nunca entendería por qué todo el mundo le caía mal

La chica le sonrió al felino y luego le guiñó un ojo cosa que le extrañó al rubio, sin embargo Yuu no lo notó. Aunque hablando en serio... ¿Cuando notaba las cosas a la primera?

Subieron al auto donde cierto pelirosa hablaba amenamente con el chico castaño de ojos amables y sonrisa sincera.

- Vaya, ustedes realmente se llevan muy muy bien - Dijo la chica dedicándole una mirada pícara a ambos chicos haciendo que el castaño apartara la vista de ellos con un ligero sonrojo y el de lentes chasqueara la lengua con molestia.

- Suban si no quieren ir caminando.

Shinoa trabajaba en la empresa Hiragi al igual que Yuu. El azabache no sabía a qué se dedicaba ella, solo la veía entrar y no la volvía a ver hasta la noche.

El chico trabajaba de recepcionista, le pagaban bastante bien solo por sentarse en la entrada, dar los buenos días con una sonrisa algo forzada, hacer pequeños encargos y guiar a las personas que tienen asuntos con la empresa. Realmente le daba igual ya que gracias a eso pudo dejar de depender de sus padres.

Kimizuki y Yoichi trabajaban cerca de la empresa y es por ello que los cuatro juntos solían ir juntos a sus respectivos puestos de trabajo.

- ¿Recuerdas quien te hizo esto?

- No, solo recuerdo dolor, agujas clavandose en mi piel y luego... Una jaula y una sensación de que todo acabaría para mi

El sonido insistente del teléfono a su lado alejó todos sus recuerdos de golpe y luego rápidamente contestó

- Hiragi Company ¿En qué puedo ayudarle?

Y allí iba de nuevo... Su trabajo era sencillo, pero habían veces que tenía que lidiar con clientes que se habían levantado con el pie izquierdo. Últimamente solía preguntarse ¿de dónde sacaba tanta paciencia para soportar día tras día los reclamos de gente inconforme que se desquitaba con él siendo que solo cumplía con su trabajo y no tenía la culpa de nada?

Veía rostros ir y venir, algunos felices, otros malhumorado o estresados pero casi no le importaba, lo único que le sacaría de esa burbuja de paz que se obligaba a crear sería alguno de ellos desquitandose con él, podía ser paciente hasta cierto punto pero tampoco soportaría algo así.

Los minutos se convertían en segundos cuando había algo que hacer y nada que esperar con ansias. Para él había pasado rápido y ya su hora de salida había llegado, cuando dió un paso fuera del edificio sintió su celular vibrar y lo sacó observando el nombre de quien le había mandado ese mensaje.

Soltó un suspiro y comenzó a caminar hacia su departamento. Shinoa saldría más tarde así que le había dicho que no la esperara y que se fuera.
A decir verdad le había extrañado bastante que su mensaje no tuviera ninguna broma, indirecta o algo; al parecer la chica estaba muy ocupada incluso para eso.

El lugar donde vivía no estaba lejos de la empresa, a pie eran 30 o 45 minutos dependiendo de que tan rápido iba. Nunca se consideró una persona a la que le gustara hacer ejercicio pero sí le gustaba caminar, más cuando el cielo nocturno lo acompañaba y una brisa suave despeinada aún más su cabello.

||¿Que hay de malo en un Gato?||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora