Capítulo 2: Utopía vs Realidad

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El temor es parte de la vida, si vives temes, y en ese momento tenía miedo. Siempre temeroso de qué pasará mañana, de qué pasó ayer, de qué pasa hoy nunca supe cómo hacerle frente a esta cruz, me desvelaba día y noche

pensando en lo que el padre tiempo tenía preparado para mí, más nunca tome una decisión coherente, era un niño por el amor de Dios, a ese edad de lo único que se preocupa uno es de colorear sin salirse de la rayas. Si de algo estaba seguro, es que no debía pensar más que en el presente, es decir sabiendo lo que debía hacer no lo hacía: juego de niños.

El búho cósmico anuncia la llegada de la imponente dama, que con su largo velo negro desata la penumbra en mi solitaria morada. La noche fue una de las cosas más difíciles que tuve que afrontar, cada vez que esta tocaba la puerta de la habitación, mi mente comenzaba a fluctuar hasta el punto de quitarme el sueño, dándome el don de proyectar mis pensamientos al sitio al que yo mirase. Mis ojos observaban imágenes malvadas, desagradables, aquellas que sólo podrían ser vistas por un psicópata.


Para entonces tenía muchas metas, metas que quizá se cumpliesen evitando a toda costa lo que mis ojos observaban en ese momento. Sin duda algo andaba mal en mi cabeza, al tener ese tipo de pensamientos mi naturaleza debía ser un poco desordenada y con trastornos de personalidad múltiple, y es que estos ya los había resuelto hace algún tiempo atrás.A las proyecciones de mi mente, le seguía aquello que los "normales" llamaban sueño, cada noche mi subconsciente me llevaba a un viaje astral de mundos inimaginables, llenos de colores que quizá aún no eran descubiertos por el hombre, colores que no se podían describir; formando figuras únicas y extrañas, deleitando la vista de aquel que tuviera la fortuna de verlas.

Los pensadores de antaño los llamaban utopías, aquellas ciudades perfectas donde te conviertes en el creador y le das forma y color a las cosas a tu antojo. Pues este era el lugar perfecto para alguien como yo, podía hacer y deshacer a diestra y siniestra, era como un Dios en ese mundo gigantesco creado dentro de mi mente, y somos cada uno de nosotros un creador de sueños donde se puede hacer lo que quiera sin perjuicios ajenos, abriendo paso a la imaginación y creatividad.


Todos poseemos un bello universo dentro llamado subconsciente.


Esto no era más que un evento cotidiano para mí, dentro de mi cabeza podía controlar mi actividad libremente y ser quien yo quisiera, lo que más deseaba era que mis sueños se volvieran realidad, puesto que si algo lo deseas con tanto fervor se cumple y los míos estaban a punto de cumplirse. Sin embargo la realidad que desposa este mundo es cruel y no me jugaría limpio.

El Diario de las Tierras AltasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora