Greyland quedaba atravesando un puente de piedra situado al final del bosque de Blackmarsh, un bosque lleno de historias y sombríos árboles que parecieran estar vivos.
El camino era largo, pero al fin pude vislumbrar la entrada del bosque. El miedo se apoderó de mí, las malas lenguas contaban cosas oscuras sobre él, a pasos tambaleantes y lánguidos entré a las tinieblas de Blackmarsh. Para mi sorpresa me encontré con un bello paisaje, los inmensos árboles adornaban el cielo con sus elegantes hojas y sus ramificaciones formaban figuras únicas que eran un deleite para la vista. Este despliegue de belleza me tranquilizaba, siempre tuve esa hermosa sensación con los lugares apacibles y extraños, nunca terminé de entender el porqué de las historias sombrías de Blackmarsh.
Guiado por el astro rey avanzaba a paso firme hacia Greyland, me sentía decidido a encontrar respuestas acerca del perpetrador que raptó a mis padres. Mi viaje debía continuar sin pausas y a pesar del cansancio, mi convicción evitaba que me desplomara, el bosque era denso, y con cada minuto que pasaba la llegada de la penumbra se hacía notar.
A su arribo, el bosque se convirtió en mi hogar y la luna en mi compañera, toda ella hermosa me seguía en mi periplo nocturno, iluminando cada paso que daba con su bello albor blanquecino.
Los búhos ululaban y rompían el silencio de la negra noche. No los escuchaba tan nítido desde que pasé la noche al cobijo de aquel manzano plantado en las faldas de la colina que daba a mi morada. Ese manzano quedó atrás junto con mi antigua vida, tardaría mucho en recuperarla.
Paso a paso el cansancio se volvía insoportable, los sonidos nocturnos eran cada vez más ensordecedores y mi cordura empezó a ceder debido al sueño que mi ser percibía. ¡Ya no tenía orientación! Si quería encontrar a mis padres debía descansar y recobrar el sentido, no lo lograría con todo ese cansancio acumulado. Mi día estuvo dispuesto a terminar al momento en que me tumbé a los pies de un roble gigante, los lugareños lo llamaban Goliat. Lo reconocí debido a su tamaño magistral, era el más grande de Blackmarsh. Las leyendas locales decían que era el guardián del bosque, que en los tiempos de guerra sirvió como vigía para aquellos que no querían encontrarse con una muerte inminente.
Me sentía protegido bajo su sombra, mis ojos pesaban más que piedras y no tardaron en cerrarse. El sueño se apoderó de mí y las imágenes que flotaban en mi cabeza comenzaron a proyectarse como un film, un film macabro en el que los estelares eran mis padres.
Se encontraban muy tristes, afligidos y llenos de ira. Veía como se golpeaban en una pelea bizarra que parecía no tener fin, sentía cómo el dolor que se causaban aplacaba su furia y les dibujaba una sonrisa en sus rostros. Era insoportable para mí, no podía seguir viéndola, era un vals macabro que se movía a un ritmo de horror puro.
Noté entonces cómo ambos comenzaron a acercarse hacia mí con los brazos extendidos, cómo si me quisieran abrazar, me sentí un poco mejor al verlos así. Al estar cara a cara con ellos, se dispusieron a estrangularme. El sentimiento de alivio se tornó en pánico y pensé que iba a morir, de repente las imágenes se disiparon de forma abrupta. Una bellota de tamaño considerable me golpeó en la cabeza, despertándome de tan espantosa pesadilla.
Mientras me rascaba el lugar de impacto noté que ya había amanecido, los recuerdos de aquel oscuro sueño no se borrarían fácilmente. Era una mañana brillante y llena de vida, podía escucharse el sonido de las aves en lo alto de los robles que adornan Blackmarsh, es un entorno completamente distinto al que se vive en las noches. De alguna forma esto me distraía de mis pensamientos.
Retomé el rumbo. El espacio entre roble y roble se iba haciendo más grande a medida que avanzaba. La salida estaba cerca.
¡Por fin! Ahí estaba. El puente de piedra que lleva a Greyland, sentía que cada vez estaba más cerca de mis padres, pero ¿De verdad estarían allí? ¿Qué significaba ese sueño? Greyland era apenas el comienzo de mi viaje, si no los encontraba por lo menos hallaría pistas. Llegado al puente, ya se podía ver la inmensa "G" que adornaba el portón marcando la entrada a la ciudad ennegrecida.
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El Diario de las Tierras Altas
AdventureAlguna vez se preguntaron por qué están en este mundo? ¿Por qué nacieron hombre o mujer? ¿Por qué viven donde viven? Todo esto y más será desentrañado en esta historia. La sensación que causará esta historia en ustedes será subliminal. Nadie sabe lo...