❝ Mera Coincidencia ❞ ♥ ShouMob♥

❝ ¿Puedo...? ❞

Eran vacaciones de invierno, al fin lo eran.

La blanca nieve cubría las calles y tejados, los días eran nublados y fríos, los niños pequeños jugaban en los parques creando muñecos de nieve y escenarios de batalla, los mayores disfrutaban café caliente y un descanso merecido del trabajo. 

Shigeo no le gustaba mucho la nieve, cuando era pequeño se enfermaba muy fácil en esas temporadas frías y no podía salir a jugar con Ritsu en la nieve y se tenía que quedar encerrado en su habitación con el feo sabor de medicina y un trapo en su frente por la culpa de la fiebre. Sus padres decidieron que no saldría en esas fechas entonces, y él sólo podía mirar con un poco de tristeza a su hermano salir y jugar, Ritsu muchas veces hacía muñecos de nieve en frente de su casa para que Shigeo pudiera verlos, era agradable.

Entonces, cuando el invierno llegó, Shigeo no estaba seguro de querer quedarse encerrado en casa esa ocasión. Sabía que a Shou le gustaba salir pese a que habían ocasiones en que no podía hacerlo, y se sentía un poco culpable de que la principal razón actual de eso era su pequeño felino, sin embargo, ahora eran cercanos, y eso era algo bueno. Pensó en salir con él, pasear en el parque y quizá construir un muñeco de nieve juntos, quizá invitar a Ritsu, aunque, su hermano había dicho que iba a salir con sus amigos del grupo de psíquicos que conoció antes, no recordaba sus nombres, pero parecían agradables, entonces probablemente no vendría. La idea de Shou y él solos era emocionante, pese a no ser la primera vez que lo estaban, sentía cosquillas en su estómago y una sensación que había sentido hace años y no la había vuelto a sentir en mucho tiempo, mucho tiempo.

Tomó su celular y pensó en enviarle un mensaje a Shou, pero, ¿Qué harían con su pequeño gatito? Sabía que Tome se llevó a rastras a Teru para una investigación paranormal y Ritsu estaba con sus amigos, su maestro Reigen probablemente trabajaba y con él estaría Serizawa y Ekubo, entonces sus opciones se habían acabado, ¿quizá algún amigo de Shou podría ayudarles? Se sentía mal de pedir eso y pensó que entonces sería mejor si lo dejaba así.

Entonces recibió un mensaje de Shou.

Ni siquiera tenía que leerlo para saberlo, le puso un tono específico a su contacto, le gustaba poder identificar a sus amigos y familia con diferentes sonidos. Abrió el mensaje y lo leyó rápidamente, a veces hablaban de cosas triviales, otras simplemente hablaban de alguna película o videojuego interesante, en esta ocasión, Shou lo había invitado a dar un paseo por el parque con la breve mención de haber dejado a su gato con sus amigos. 

Su corazón latió con fuerza en su pecho, las cosquillas en su estómago volvieron, su rostro se calentó y sus manos temblaron ligeramente, una sonrisa tímida brotó de sus labios y respondió rápidamente con una afirmación. Iba a salir con Shou. Ese mismo día. En una hora.

Tenía que vestirse. 

Eligió la ropa más abrigada que poseía, sería vergonzoso que le diera un resfriado después de ese día, un suéter gris decolorado, pantalones térmicos negros y un abrigo café encima, decidió llevarse una bufanda por su las dudas y definitivamente debía ponerse las botas café de invierno que su padre le había comprado hace unos meses como regalo.

Vestido y listo para salir, revisó la hora y notó que tenía todavía 10 minutos antes de la hora acordada, entonces decidió salir, tomó su celular y un poco de dinero que tenía ahorrado y se despidió de sus padres mientras salía de su hogar, se despidieron de él tentativamente, definitivamente no esperando que saliera de su hogar con alguien. Se paseó por las calles pintadas de blanco, viendo a la gente caminar y los niños jugar, sonrió suavemente y se dirigió al parque de la ciudad, donde se encontraría con Shou.

Llegó a la entrada del parque con una pequeña sonrisa en su rostro, miró a su alrededor cautelosamente y siguió adelante, llegó a un banco que estaba bajo un viejo y gran árbol, apartó un poco de la nieve que cubría el mismo y se sentó para esperar a Shou. Jugueteo ligeramente con un hilo deshilachado de su guante cuando escuchó su nombre, alzó la vista y vio al pelirrojo con una gran sonrisa y ojos azules brillantes.