John Lennon «3»

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En la tarde del 8 de diciembre Lennon y Yoko se dirigen a los estudios de grabación. Al salir del edificio, un fan les observa, se llama Mark David Chapman y lleva un ejemplar del «Doble Fantasy», consiguiendo que John se lo firme.

 Al salir del edificio, un fan les observa, se llama Mark David Chapman y lleva un ejemplar del «Doble Fantasy», consiguiendo que John se lo firme

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La pareja regresa a las 23:00 de la noche. La limusina blanca se estaciona unos metros antes de llegar a la reja del edificio, caminan un poco, Yoko se adelanta. John lleva en su regazo grabaciones de «Walkin on thin Ice» de su esposa. Está contento porque considera que la gente por fin va a apreciar el talento de Yoko. Desde la oscuridad un sujeto regordete lo observa, John está acostumbrado a los inofensivos fans, sin embargo el tipo le habla y le apunta con una pistola descargándole varias balas...

 Desde la oscuridad un sujeto regordete lo observa, John está acostumbrado a los inofensivos fans, sin embargo el tipo le habla y le apunta con una pistola descargándole varias balas

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Mark David Chapman, el asesino de John Lennon, nació un 10 de mayo de 1955 y creció en medio de historias de ovnis y conspiraciones. También fue un fan de The Beatles, como casi todos los jóvenes de su generación. Años después se hizo cristiano militante y renegó de los cuatro de Liverpool.

Cuando Chapman asesinó a Lennon tenía 25 años cumplidos y trabajaba como guardia de seguridad, ganando 4 dólares por hora

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Cuando Chapman asesinó a Lennon tenía 25 años cumplidos y trabajaba como guardia de seguridad, ganando 4 dólares por hora. Era octubre y estaba a punto de salir a la venta el «Doble Fantasy», cuando leyó en un artículo totalmente vicioso y adulterado de la revista Esquire un retrato amañado de Lennon. «Es un comerciante y se vendió» pensó envuelto en un desengaño de su ex ídolo y decidió matarlo. Los días siguientes casi no se presentó a trabajar.

Fue en Honolulu donde compró el revolver calibre 38, el arma homicida y posteriormente voló a Atlanta, donde visitó a su padre; nuevamente volvió a Nueva York y se alojó en el Walford Astoria

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Fue en Honolulu donde compró el revolver calibre 38, el arma homicida y posteriormente voló a Atlanta, donde visitó a su padre; nuevamente volvió a Nueva York y se alojó en el Walford Astoria.

Fue en Honolulu donde compró el revolver calibre 38, el arma homicida y posteriormente voló a Atlanta, donde visitó a su padre; nuevamente volvió a Nueva York y se alojó en el Walford Astoria

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Un salario como el que ganaba, no daba para recorrer más de 20.000 kilómetros y hospedarse en un hotel de cinco estrellas. Y tampoco tenía sentido que alguien que ya no comulgaba con The Beatles y se había convertido al cristianismo quisiera asesinar a John Lennon, precisamente por eso es que su coartada no era creíble.

Incluso tras la desclasificación de los archivos secretos del FBI en el caso del asesinato de Lennon, no se encontró evidencia sobre este hecho, cabe aclarar que le faltaban las últimas diez páginas

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Incluso tras la desclasificación de los archivos secretos del FBI en el caso del asesinato de Lennon, no se encontró evidencia sobre este hecho, cabe aclarar que le faltaban las últimas diez páginas. Lo único evidente es la persecución y espionaje al que fue sometido entre los años 1972 y 1979.

Lo que es cierto y se sabe es que el lunes 8 de diciembre, cuando John y Yoko salieron de la limusina ya tarde en la noche, ella se adelanta mientras desde los oscuros recovecos del edificio, una voz lo detiene «¿Sr. Lennon?» y su mirada miope se posa en la oscuridad. Cinco fogonazos lo enceguecieron y tres le atravesaron a la altura del hombro y del cuello. Lennon caminó tambaleante hasta la puerta del edificio desplomandose a los pies de Yoko.

 Lennon caminó tambaleante hasta la puerta del edificio desplomandose a los pies de Yoko

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Cuando llegó al Roosevelt Hospital, John Lennon había perdido casi el 80 % de su sangre. Los porteros corrieron a perseguir al agresor, pero no fue necesario, él se quedó en el lugar del hecho, dejó caer el arma y se puso a leer «El guardián entre el centeno», novela escrita por J. D. Salinger hacía fines de los años 40, que retrata el fin de la inocencia y cuyo protagonista también esperaba oculto acariciando su calibre 38; una novela que gustó mucho entre los adolescentes de los años cincuenta y sesenta.

 Salinger hacía fines de los años 40, que retrata el fin de la inocencia y cuyo protagonista también esperaba oculto acariciando su calibre 38; una novela que gustó mucho entre los adolescentes de los años cincuenta y sesenta

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Un personaje inolvidable que había dedicado gran parte de su vida a la paz murió víctima de la violencia.





La historia del rock Vol «3»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora