Capítulo 2 - La Fiesta.

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Cuando llegaron a la habitación a la cual sería la de Fran durante su estadía ahí, Niles abrió la habitación dándole paso a ella para que pudiese entrar.

Y la reacción que esta tuvo fue igual que cuando entró a la casa.

Su perplejidad era bastante, ya que era una habitación enorme. Claramente portaba el mismo estilo aristócrata que la del resto de la mansión, ese toque tan refinado y característico nobiliario.

Paredes en tonos ocres, una cama gigante, muebles y artefactos que armonizaban la habitación, Fran estaba tan sorprendida. Era una habitación que si bien, podría tener el tamaño de todo el apartamento donde vivía con sus padres.

- Madame, ¿Se encuentra bien?

- Oh y como no hacerlo, si este lugar es maravilloso.

- Bien, entonces me retiro. Cualquier cosa que necesite me llama.

- Gracias Niles.

El mayordomo se retiro y Fran emocionada se puso a inspeccionar toda la habitación. Y lo que más le llamó la atención y le dio más emoción, fue el enorme armario que tenía. Justo para toda su ropa, zapatos y bolsos, que era lo que más le encantaba.

Y ahí fue cuando recordó que no tenia nada de sus pertenencias, esto había pasado tan rápido que no le dio tiempo de acordarse y pensar en ello.

Así que bajo a la primera planta en busca de Niles, pero no lo veía por ninguna parte, optando así por recorrer la casa, y conocer un poco más.

Pasando por el comedor y dando paso por una puerta que estaba en seguida, llegó a lo que era la cocina. Y justo ahí se encontraba Niles.

- Oh, madame ¿Necesita algo?

- Basta de tanta formalidad Niles, es extraño. Solo dígame Fran.

- No podría señorita.

- Bueno, señorita ya es un progreso y me gusta más. Pero cambiando de tema, necesito regresar a mi casa por algunas de mis cosas, así que tendré que ir. Y si la señora Babcock me necesitará desde ahora pues dígale que fui a eso.

- Bien señorita Fine, ¿quiere que prepare la limusina para que la lleve?

- ¿Qué? ¿Limusina? Santo dios pero que clase de gente es esta.

Niles solo negó y sonrió.

- No gracias Niles, iré en taxi. Ya que tardaré un poco en regresar, tendré que hablar con mis padres también. Así que será mejor si voy en taxi.

Terminaron de cruzar unas cuantas palabras más y Fran salió de la mansión para dirigirse así a su casa por sus pertenencias.

Así paso el resto del día, empacando sus maletas y hablando con su madre de su nuevo empleo, a la cual al principio no le parecía que la más pequeña de sus hijas se fuera de su lado. Pero terminó aceptando ya que era lo que su hija quería y además por lo que le contaba, se veía que le iría bien.

Cuando regreso a la mansión ya era de noche y solo una tenue luz se veía en el living. Fran había entrado con mucho cuidado de no hacer ruido, ya que era tarde y todos estarían descansando. Antes de que Fran fuera al apartamento de sus padres, Niles le dio una copia de las llaves de la casa para que ella tuviese acceso cuando lo necesitase.

Metió sus maletas cuidadosamente de no hacer ruido y cuando terminó se giro y presto atención a su alrededor. Dándose cuenta que la luz que se veía era de una lámpara de mesa que se encontraba a un costado de uno de los sofás. Y al acercarse más, se dio cuenta que la tenue luz iluminaba una cabellera rubia y unos labios escarlata. Sus ojos se enternesieron al ver que su Jefa estaba plácidamente dormida y más que aún así, no perdía su postura elegante.

Miss Babcock.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora