Capítulo 3 - Retorno.

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Dos días pasaron después de aquella noche, Fran le había contado todo a su madre y está como la primera vez le consoló y apoyó en lo que su hija necesitará.

Pero a ella se le hacía un poco extraño y no comprendía el comportamiento de su hija frente a esto, ya que cuando pasó lo de Daniel ella no actuó de tal manera y en esto, solo tenía un día conociendo a esta familia y ella estaba tan melancólica. Pero al final solo lo atribuyo a que de verdad ese trabajo le gustaba más  que la tienda de novias.

Aún así aunque Fran se encontrase triste intento nuevamente buscar un nuevo empleo, pero en realidad ya sin la energía o ganas de hacerlo realmente.


Mientras tanto en la mansión Babcock una hermosa rubia se encontraba sumergida entre papeles de su trabajo, pero a pesar de estar concentrada en ello parte de su mente la ocupaba cierta pelinegra que conoció.

Sabía que había sido mala con ella, le había hablado de una manera bastante grosera y no propio de su persona, pero el hecho de ver a su primogénita en labios de aquel joven le puso fúrica y no se reparo en ver lo que decía en ese momento.

Ella suspiro pesadamente y se recostó sobre el respaldo de su silla. En ese momento entró Niles con una charola en las manos con una botella de whisky, un vaso y una tina pequeña de hielos.

- Aquí esta su trago señora.

- Gracias Niles.

- Disculpe pero la noto un poco preocupada.

- Niles... ¿tú crees que exagere?

- Un poco, un poco tanto como para decir que no era usted la que habló.

- Es que tengo miedo Niles, Maggie esta creciendo y eso me asusta. Se que este miedo que siento es normal y que el que Maggie crezca también, pero no pude evitarlo solo no supe reaccionar, Margareth me a entendido cuando me disculpe con ella. Pero aún en mi cabeza tengo remordimiento por...

- Ella es lo que necesitaba señora.

Niles dijo esto y se marchó dejando a la rubia un poco desubicada por el comentario de su mayordomo. Pero gracias a ello fue que tomó una decisión, a la cual ya le venía dando vueltas muchas veces.



Las horas pasaron y mientras tanto en  Flushing, Fran se encontraba recostada en el sofá leyendo el periódico para ver si encontraba algo en la sección de empleos, pero nada de lo que veía le agradaba o le llamaba la atención. De pronto su madre apareció y se sentó a los pies de Fran, poniendo los pies de esta sobre ella.

- Oh querida, ¿quieres un dulce?

Ofreció su madre extendiéndole una caja de los dulces favoritos de Fran, sabía que eso la ayudaría a sentirse mejor.

- No ma, bueno mejor si.

- ¿Has encontrado algo?

- No aún no. Todo me parece tan aburrido y no hay algo que me guste.

- Ya pronto aparecerá algo cielo, no te desesperes. A veces las cosas llegan solas.

- Si bueno, no lo creo.

- No seas tan pesimista Frani, todo mejorará.

En ese momento alguien llamó a la puerta.

- Yo iré ma.

Fran se levanto y se dirigió hacia la puerta, mientras tanto su madre sólo se quedó mirando en dirección para saber quien tocaba.

Cuando Fran abrió, vaya sorpresa se llevó al ver a cierta rubia de mirada profunda y postura aristócrata parada frente a ella.

Miss Babcock.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora