Capítulo 8 - El bar

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Las horas pasaron, la velada había ido de maravilla entre risas y una platica bastante animada. Ambas mujeres se sentían realmente felices en la compañía de la otra. 

Después de que terminaron la cena, Sydney le propuso a Fran en dar una caminata por la ciudad, a lo cual accedió. Pasaron por muchos lugares y tiendas que a esa hora se veían espectaculares con las luces que los iluminaban. Fran se sentía feliz ya que nunca había tenido oportunidad de ver esa parte de la ciudad y menos de noche.

Cuando estaba en Queens y que era novia de Daniel nunca la llevaba a ningún lugar, nunca le invitaba a algún restaurante. Lo único que recibía de él de vez en cuando era que le invitara a su departamento, ponía el fútbol, le daba un trozo de pizza fría y le pasaba el brazo por la espalda.

Y ahora estaba disfrutando más que nunca y lo sorprendente era que fuese con una mujer y no una mujer cualquiera.

Ambas mujeres iban nuevamente tomadas de la mano, sin importarles las miradas de desagrado algunos peatones.
Iban platicando cuando sin querer pasaron frente a un edificio en el cual Sydney se detuvo abruptamente y quedaba pensativa.

- ¿Qué pasa Sydney?¿Te sientes bien?

- Si, lo siento cariño solo pensaba que en este edificio, en aquel último piso de allá arriba, hay un bar excelente. ¿Te gustaría que subamos? ¿Si aun tienes tiempo?

- Claro que si, no estaría mal tomar algunos tragos.

- ¡Excelente! Vamos, subamos entonces.

Entraron al edificio, el cual tenía aspecto de que no cualquiera podía entrar ahí, más sin embargo en cuanto los recepcionistas del primer piso vieron a Sydney la saludaron muy familiarmente. Ella les dijo que iría al último piso y que necesitaba dos pases Diamond,  acataron la orden y se los extendieron.

Después de ello Sydney tomó del brazo a Fran con efucividad o quizá algo de nervios y subieron al elevador que les llevaría al último piso.

- Espero te guste este lugar. Igual si no es así y quieres irte o te sientes incomoda podemos irnos.

- Tranquila, vamos a divertirnos un poco Sydney   se que  me gustará.

Sydney solo hizo una mueca de duda pero después regreso a su sonrisa habitual.

Cuando bajaron del ascensor frente a ellas había una puerta grande blanca y un hombre, calvo y musculoso con traje negro que se encontraba a la entrada. A dentro se escuchaba música sonar, realmente el ambiente se veía súper bien.

Ambas se acercaron al hombre y Sydney le mostró los pases Diamond que brillaban en tono plata. En es instante el hombre se hizo a un lado y les abrió la puerta cortésmente.

En cuanto entraron la música lleno sus oídos con más fuerza, sus ojos visualizaron una pista de baile que era iluminada con luces de colores. Y a un costado de esta, se encontraba una gran barra donde atendida por muchos camareros se servía el alcohol.

Era un lugar que a pesar de ser un bar, la clase y el dinero se veía por cada centímetro de el. Las personas que habían ahí desprendían por cada poro de su piel millones de Dólares.
Pero eso no era lo que más le sorprendía y había dejado en shock; era el echo de que cada una de esas mismas personas que había ahí, estaban abrazadas o robándose besos con personas de su mismo sexo.

Sydney la había llevado a un bar gay de la crema y nata de la sociedad.

- ¿Fran?¿Me escuchas?

Al parecer Fran se había quedado en sus pensamientos y no se dio cuenta que Sydney le hablaba.

Miss Babcock.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora