El primer día en cualquier parte nunca es fácil. Siempre tiendes a ver las cosas cien veces peor de lo que usualmente son. Sana lo sabía y por eso le gritaba a su lado racional que estuviera tranquilo cuando esta estuvo de pie en el enorme instituto con sus auriculares a tope con Eight de IU y SUGA.
—¿Podría estudiar desde casa?—le dijo la joven a su madre que estaba de pie junto a ella cuando se hubo quitado los audífonos—. ¿Aún estoy a tiempo de arrepentirme?
—Te prometo que todo estará bien—susurró su madre dejando un suave beso en su mejilla—. Para que te motives, al salir de clase podrás ir a comprar todo lo que necesites para tu cuarto de revelado de fotos.
—Pero no conozco la ciudad.
—Le puedes pedir a uno de tus nuevos compañeros que te acompañe.
—Tal vez lo haga—no lo iba a hacer. Sana estaba segura que en su primer día de clases, no podría conseguir un nuevo amigo, pero la japonesa se equivocaba.
Después de despedirse de su madre, Sana vago por los pasillos del enorme instituto—Tan solo dos meses y te gradúas. No debes tener miedo—mentalmente se repetía mientras trataba de ubicarse. Al cabo de unos minutos buscando la oficina, la joven logró encontrarla. Allí el amable director le dio la bienvenida, le dio un horario y la ubicó en su salón. Para entonces, Sana estaba de pie frente a la clase de filosofía.
—Me llamo Minatozaki Sana, pero prefiero que me digan Sana. Tengo dieciocho años. Soy japonesa, pero los últimos años he estado viviendo en Virginia. Me gusta la fotografía y la comida coreana—Sana respondió exactamente a todo lo que la vieja profesora le preguntó.
—Bienvenida Sana—dijo la mujer a cargo—. Siéntate junto a Im.
Sana miró con confusión a sus más de treinta nuevos compañeros tratando de descifrar cuál de todos se suponía que era Im—Aquí—fue cuando una joven al final de la fila levantó su mano. Sana tomó su liviana mochila y se sentó junto a la joven. No cruzaron más palabras, las jóvenes se quedaron en silencio hasta que la aburrida clase terminó. Había algo que no le había quedado claro a la de ojos avellana, por lo que optó por preguntarle a su nueva compañera.
—Im, disculpa ¿tenemos que entregar el ensayo reflexivo el 18 o el 20 de octubre...—su pregunta se vio interrumpida al ver que su compañera estaba profundamente dormida en su pupitre. Tan profunda, que la baba de su boca empezaba a mojar su cuaderno. La japonesa se preguntó a si misma si debía o no despertar a su nueva compañera—Im. La clase terminó. Im despierta.
Después de unos largos minutos tratando de hacer reaccionar a la castaña oscura, esta finalmente despertó. Inicialmente no sabía dónde se encontraba. A Sana le hizo gracia aquello.
—También tengo clase de ciencias—en ese momento tuvo paz porque la joven la guiaría hasta su próximo salón—. Por cierto, me llamo Nayeon, pero me puedes llamar la puta ama.
—¿Qué?—la miró esperando una mejor explicación. A lo que ella estalló en carcajadas que se veían opacadas por el ruido de los demás estudiantes.
—Es broma—miró la joven—. Veo que reconocer bromas no es lo tuyo.
Llegaron hasta el salón de ciencias, por lo visto a su nueva compañera tampoco le agradaba los temas de la asignatura porque no tardó en volver a dormirse. Nuevamente, Sana tuvo que presentarse frente a la clase. Ella odiaba esa sensación de ser observada por cada par de ojos que se encontraban en el salón, pero era algo con lo que tenía que cargar por ser la chica nueva. Al terminar la clase de ciencias, ni Nayeon ni Sana tenían más clases, así que salieron del instituto.
—¿Sabes dónde venden pintura cerca de aquí?—después de todo Minatozaki si tendría quien la acompañase a comprar sus materiales y eso la hizo sonreír sinceramente porque al final no había estado tan sola como ella temía.
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¿dónde estás, sana? [saida fanfic]
FanfictionDahyun no cree en el suicidio de su amiga Sana y comienza a investigar profundamente encontrando hechos desconcertantes. ¿Por qué Sana fingiria su muerte? ¿Qué más le ha estado ocultando a Dahyun?