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Al llegar a su apartamento con su mano inmovilizada por el golpe, Dahyun encontró que las luces de su vivienda estaban encendidas. O por lo menos las de su casi desolado pasillo. Dahyun rodó sus ojos al suponer quien estaba ahí adentro. Sin dar espera a nada, la joven periodista abrió la puerta.

—¿Qué quieres Taehyung?—soltó la joven apenas cruzó el umbral de la puerta.

—¿Así tratas a tu novio?—contestó el joven oncólogo mientras mostraba su casi perfecta sonrisa y reacomodaba su corto cabello ondulado tras su oreja. El oncólogo a sus casi veintinueve años era uno de los más reconocidos de Oregón gracias a Kim. Taehyung era buen amigo de Tzuyu. Ella había sido quien los había presentado tiempo atrás.

—Novio falso—dijo la periodista— ¿O acaso olvidas que solo fingimos salir para tu beneficio?

—Y eso es algo de lo que siempre estaré agradecido—volvió a sonreír—. Para ser directo, ese es el motivo de mi visita. El próximo viernes el alcalde hará una enorme fiesta en honor a sus dos años de mandato. Sabes que medio mundo está enterado.

—Lo sé.

—¿Tú estás invitada?

—Así es, pero no iré.

—¿Podrías ir por mí?

—No me apetece. A demás, tengo trabajo que hacer—ahí estaba nuevamente su típica escusa—. Mi columna no se escribirá sola.

—Vamos Dahyun. Me lo debes.

Así era. Dahyun acepto ser la novia pública de Taehyung, solo para que este pudiera ganar reconocimiento en la ciudad. El importante oncólogo y la reconocida columnista, aquella publicidad beneficiaria considerablemente al doctor Taehyung. A veces simplemente no basta ser bueno en tu trabajo. A veces es necesario un empujón para ganar algo de fama y reconocimiento. Ante la proposición del doctor de ser una pareja falsa, Dahyun rápidamente se negó. Sin embargo, el hombre le rogó hasta el punto de casi ponerse sobre sus rodillas sin importarle su costoso pantalón que hacia juego con su impecable saco. «Bien, pero quiero algo a cambio.» Fue lo que la joven periodista le dijo al oncólogo antes de aceptar su propuesta. «Le vas a financiar el tratamiento contra el cáncer a una persona de escasos recursos.» Taehyung ni corto ni perezoso aceptó el trato.

—Pasa por mí a las ocho y treinta. No quiero llegar temprano—accedió finalmente Dahyun.

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Allí estaban Dahyun y Taehyung de pie en el umbral de la entrada del lujoso salón. Las personas empezaban a llenar el sitio y no había nada más que le molestara a Dahyun que estar en medio de una multitud. Con delicadeza y tratando de no arrugar el fino traje del hombre, Dahyun tomó a Taehyung de gancho guiándolo hasta un grupo de periodistas en el cual la coreana reconoció a una vieja amiga. Kim odiaba tener que fingir estar relacionada con el oncólogo. Ella solo lo hacía para beneficio de terceros y de Kim Taehyung.

—Pero si es la señorita Kim—dijo la mujer rubia bajita tan pronto vio a su amiga acercarse—. ¿Sabes que estamos en el siglo XXI y existen esos aparatos llamados teléfonos celulares que sirven para comunicarse con otras personas?

—También me alegra verte Jihyo—evadiendo la pregunta de su pequeña amiga, Dahyun la rodeó en un corto abrazo.

—Esperaba verte esta noche. Uno de los candidatos al senado está aquí y hace rato me preguntó por ti.

—Después pasaré a decirle hola—dijo Dahyun. La joven aún no se acostumbraba a ser tan conocida entre las personalidades de Oregón. A veces le resultaba abrumador saber que políticos, escritores e importantes periodistas supieran de la existencia de su persona.

¿dónde estás, sana? [saida fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora