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Era sábado en la noche y Dahyun estaba emocionada porque ese día saldría a ver un importante documental con Sana. Definitivamente, aquel no era el mejor plan para Minatozaki ya que ella evitaba ver cualquier tipo de documentales con sus padres porque estos siempre estaban enfocados en ciencias. A menos, claro, que estos documentales se trataran de fotografía o edición, entonces el interés de la japonesa si era evidente. «No te preocupes, es sobre la cultura de Nepal. Te va a encantar.» Fue lo que le dijo la coreana a Sana con el fin de que aceptara acompañarla a ver las dos horas y treinta que duraba el metraje. «Iré si me compras algo de comida.» Fue la única condición que la japonesa puso.

Finalmente, el momento había llegado. Dahyun estaba tan interesada por el documental. Todo el metraje era una larga recopilación de entrevistas a los locales y tomas espectaculares de los típicos paisajes de Nepal. Tocaban temas desde religión, historia, arquitectura, flora y fauna, lenguajes y dialectos. En conclusión, daban una amplia idea de lo que era la cultura y la geografía de Nepal. La idea de conocer todo un nuevo mundo, le apasionaba a la joven coreana. Por su parte, Sana estaba emocionada por contar con la compañía de Dahyun. Ni Jihyo, ni Nayeon, ni Tzuyu las acompañarían a ver la película. Ellas no se mostraban interesadas hacia temas culturales como lo hacía Dahyun. Ya en el anochecer, ambas chicas caminaron hasta el centro cultural donde proyectarían el metraje.

—Tardaron cinco años en grabarlo. El foco principal es la cultura—decía Dahyun cuando estaba haciendo fila para entrar junto a Sana—. Vas a amar la fotografía del documental. Las tomas son una locura.

—¿Te gusta mucho?

—Demasiado. Es el fruto de un gran reportaje que duró años—sonreía Dahyun mientras su cara se iluminaba—. Te agradezco mucho por venir y acompañarme, Sana-shi.

—No lo agradezcas. Solo lo hice por la comida—bromeó la japonesa ganándose un golpe por parte de Dahyun.

—Hubiera traído a Jihyo—dijo en son de broma la coreana.

—Jihyo no es tan genial como yo.

Finalmente la función había comenzado y Dahyun había cumplido su promesa. Le había comprado a Minatozaki toda clase de golosinas, desde gomitas de osos hasta palomitas acaneladas; dos enormes refrescos de cola y cuatro enormes bolsas de patatas fritas para mantener entretenida a la japonesa. «Después no le digas a tus padres que te trato mal.» Fue lo que le dijo Dahyun cuando estuvieron sentadas frente a la enorme pantalla. «Descuida, ya te ganaste su bendición.» Allí estaban las típicas bromas de doble sentido que solo ella entendían, y que hacían que sus amigas se perdieran en la conversación.

Mientras Dahyun estaba concentrada en la imagen que estaba siendo proyectada en la enorme pantalla, Sana devoraba animadamente las gomitas de colores. Kim al escuchar a su amiga comer con tanto entusiasmo, no pudo evitar sonreír. A ella le resultaba increíblemente tierna la joven oriunda de Japón, y era raro porque nunca nadie le había parecido de esa manera. En ese momento, la enorme proyección mostraba esas típicas esculturas que yacen en los monasterios. Lo que le hizo a Minatozaki cuestionarse acerca de cuál era la religión de Nepal. Ni corta ni perezosa, Sana codeó a Dahyun.

—¿Cuál es la religión?

—Principalmente hinduismo y budismo. Como se nota que no estas prestando atención—se burló Dahyun al tiempo que le susurraba al oído para no incomodar a los presentes—. Lo acabaron de decir.

—Perdona—refunfuñó Sana haciendo que Dahyun la mirara con ternura.

El documental continuo con el clima y como este influía en las cosechas. Después, con las personas y sus diferentes formas de subsistir. A partir de ahí, Sana se aburrió. Por lo que opto por mirar el perfil de Dahyun. Pudo notar como esta se emocionaba al ver cada escena; Dahyun de verdad estaba disfrutando la función, y Sana lo sabía por cómo se iluminaban sus ojos y por la forma en que las comisuras de sus labios se elevaban.

Dahyun pasó su mano por su oscura cabellera para alborotarla un poco y miró de reojo a Sana—Es más interesante si miras la pantalla en lugar de a mí—le dijo con un tono burlón. A lo que Sana asintió avergonzada.

Después de unas largas dos horas, el documental terminó con una pregunta en nepalí que fue traducida en los subtítulos: ... Toda una vida de dedicación en los monasterios para los monjes, sin embargo ¿Cuál es el sentido de la vida? Entonces los créditos empezaron a llenar la pantalla, las luces se encendieron y Sana se puso de pie para quitar las migajas de su blusa azul. Dahyun por su parte estaba pensativa.

—¿Vamos?—le preguntó la coreana a Minatozaki mientras le ayudaba a quitar las ultimas migajas de su ropa—. Eres un desastre.

—Un desastre tierno—dijo Sana mientras hacía un puchero.

—No tanto—mentía Dahyun ganándose un suave golpe por parte de la japonesa.

Casi eran las 10:00 PM y las chicas optaron por caminar hasta la casa de Dahyun, allí Sana pasaría la noche. Era una zona segura por eso no tuvieron mucho en que preocuparse por posibles robos. Sin embargo, el camino no fue tan tranquilo ya que a Dahyun seguía dándole vueltas a la última parte del documental; para ser específicos, a la última pregunta. Aun cuando estaba caminando junto a Sana por la casi desolada acera, la pregunta seguía rondándole. Sin ponerle filtro a sus palabras, preguntó por la opinión de su atractiva acompañante.

—Si analizas la vida tal cual la conocemos, ¿Cuál sería el sentido de la vida?—era algo a lo que ni siquiera ella tenía una posible respuesta.

Sana dejó de caminar y posó sus ojos color marrón sobre su amiga. En silencio y estática pensó en una respuesta inteligente. Estuvo pensándolo más de un minuto. No quería decir cualquier babosada frente a su hermosa amiga, por lo que trató de elaborar una contestación sincera como también coherente a sus pensamientos. Luego de meditarlo y aprobarlo, Sana le dio su opinión.

—Yo creo que el sentido de la vida, solo analizándola y por lo poco que podemos ver, te diré que sencillamente es vivir—los ojos de Dahyun la hicieron sentir intimidada, pero rápidamente alejó aquellos sentimientos—. La vida existe para vivir, y por ese motivo es que vemos animales luchando por sobrevivir, pelean y se matan los unos con otros porque ellos, por instinto, buscan perpetuar su existencia, aferrarse a la vida y no dejarla pasar. Supongo que eso mismo pasa con nosotros. Debemos vivir, y eso es lo único que debemos hacer durante nuestra existencia. El punto es prolongar nuestra vida tanto como podamos.

Dahyun estaba sin palabras. Sana la había dejado casi aturdida con tal respuesta; Kim sabía que Minatozaki tenía una mente muy brillante. Sin embargo, no podía dejarla de sorprenderla con el pasar de los días.

—No estoy segura si mi respuesta fue tan buena o tan mala que te dejó sin palabras—dijo Sana al no tener respuesta de su amiga. La joven japonesa se detuvo bajo una lámpara de la calle y miró a Dahyun, esa acción hizo poner nerviosa a la joven aspirante a periodista.

—Eso fue... no sé qué decir—decía torpemente Dahyun—. Yo no lo había pensado así.

—Vamos, está congelando aquí afuera. 

¿dónde estás, sana? [saida fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora