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Como era de costumbre, Dahyun se despertó a las 11:00 AM. Cuando posó sus pálidos pies sobre la fría baldosa, sintió una terrible punzada en su cabeza seguido por un leve mareo; ella sabía que era por causa de las siete cervezas que había tomado en la madrugada así que no le prestó atención. No sintió hambre, por eso no fue a comer su habitual desayuno. En cambio caminó hasta su armario en donde busco algún pijama limpio, pero no encontró ninguno. Dio una rápida mirada hacia la canasta de la ropa sucia y notó que esta estaba a rebosar. La joven periodista se maldijo por ser tan descuidada, entonces levanto la cesta y la puso junto a la puerta.

Dahyun se dio un largo y relajante baño. Al salir, no se molestó en usar toalla dejando así, un largo rastro de gotas. Ya en su cuarto, tomó una camiseta sencilla negra y uno de los pocos jeans limpios. Kim se paró en ropa interior frente al enorme espejo; allí rozó con la fina yema de sus dedos el tatuaje que llevaba en el centro de su pecho. Una lágrima rebelde amenazó con rodar por su mejilla.

-Sana, hoy no quiero llorar por ti-le susurró a su reflejo y con la mirada puesta sobre la rosa.

Ignorando toda la melancolía acumulada que estaba sintiendo ese día, Dahyun se terminó de vestir. Ese día planeaba ir a la lavandería y así lo hizo. Caminó un par de calles hasta encontrar el mismo establecimiento que solía frecuentar cada que se quedaba sin ropa limpia. Al entrar, la joven saludó al hombre encargado. Cuando esta puso la ropa dentro de la máquina, se sentó para esperar a que la lavadora terminara de hacer su trabajo.

Durante el tiempo de espera, Dahyun empezó a jugar nerviosa con su teléfono celular. Quería llamar a alguien, pero no se atrevía. Ya había pasado una larga y aburrida semana desde que habían hablado, y Dahyun, para ese entonces, no estaba segura de si las cosas iban a funcionar. Tenía dos opciones, aceptar la ayuda de Mina, o continuar con su investigación sola. Días atrás había considerado aceptar su ayuda, pero después de meditarlo un poco más, Dahyun encontró muchas anomalías en la ayuda incondicional de la castaña. Había algo que no le terminaba de convencer sobre la castaña. Sin embargo, se iba a arriesgar.

-¡Dahyun! Qué bueno que llamas-dijo la joven castaña al contestar la llamada de la coreana-. ¿Cómo estás?

-Bien gracias. Estuve pensando acerca de tu oferta para ayudarme.

-¿Y bien?

-Aceptaré tu ayuda, con una condición-dijo Dahyun.

-¿Y cuál es esa condición?

-No le dirás a nadie acerca de nuestra investigación. Absolutamente a nadie.

-Es curioso, porque te iba a pedir exactamente lo mismo-dijo la castaña hija de Myoui.

Ignorando el último comentario de Mina, Dahyun continuó la corta conversación. Ambas mujeres acordaron verse al día siguiente en el apartamento de la joven periodista. Dahyun había decidido contarle todo a Mina; iba a confiar en una extraña por primera vez conociendo el riesgo que eso implicara.

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Al día siguiente, Dahyun se levantó temprano para asear su casa. Con el fin de tener su armario ordenado, Dahyun empezó a sacar cada cosa y a acomodarla sobre su impecable cama blanca. Kim hizo espacio suficiente para acomodar el tablero de corcho, mismo tablero que contenía toda la evidencia que había logrado recolectar durante más de cuatro años. Allí estaban los recortes de todos los nombres, fechas y ubicaciones pegados con alfileres de colores.

A eso de las 6:00 PM Myoui Mina llegó al departamento de Dahyun. La joven castaña solo llevaba consigo las llaves de su casa y algo de dinero en su bolsillo trasero. Mina siempre se había caracterizado por ser una mujer muy perspicaz, maleable e inteligente, esas cualidades la ayudaron mucho en el campo laboral cuando empezó a trabajar años atrás.

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⏰ Última actualización: Oct 04 ⏰

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¿dónde estás, sana? [saida fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora