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Aquella noche a Dulce le costo más de normal lograr quedarse dormida, estaba completamente asustada y fascinada con la historia que el joven Alfonso le había contado

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Aquella noche a Dulce le costo más de normal lograr quedarse dormida, estaba completamente asustada y fascinada con la historia que el joven Alfonso le había contado. Le parecia impresionante que criaturas como el existieran, porque ella estaba segura de que todo era cierto, pero lo que mas le inquietaba eran las coincidencias entre ella y la muchacha de su sueño, ¡Eran identicas! y tenian el mismo nombre nombre, Dulce.

¿Es que acaso serian la misma persona?, eso era completamente absurdo, siempre se quejo de las fantasiosas ideas de Maite y ahora ella creía ser la reencarnación de una vampireza, eso era absolutamente ilógico para ella, y aparte de eso, ¿Como se suponía que criaturas capaces de matar para vivir pudieran amar?. Definitivamente tenía que sacar todas esas ideas de su cabeza cuanto antes, hay solo una realidad, los vampiros no existen... ¿o si?

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Mientras, en algún lugar tres hermosos y encantadores jóvenes celebraban con sus copas llenas de un líquido de rojo carmesi, una clara alegría los invadia, estaban en una gran casa sumida en la oscuridad, lo unico que se podia ver con claridad era el destello de sus ojos, brillantes y apasionados.

—Bueno quiero que brindemos por que por fin, mi pequeña Dulce a vuelto, y ahora si vamos a estar juntos para siempre, pase lo que pase.

—Salud por eso, ¿Pero como se supone que vas a hacer que todos los recuerdos del pasado vuelvan a ella?

—¿Y como vas a lograr que deje su vida para entregartela a ti?, mmm... yo no estaria tan contento si fuera tú, aún hay muchas cosas por hacer. —comento Christian.

—Y una de ellas es matar a Alfonso. —afirmó Tomás.

—Ese maldito, más le vale que no intente nada en contra de Dulce, ya lo encontraremos, esa maldita rata no se va a poder esconder por siempre. Y ya me las arreglare yo para que los recuerdos vuelvan a ella, quizás hasta me comunique con mi princesa.

—Muy bien, pero se puede saber ¿Como?. ¿Es que no recuerdas que solo podemos salir por las noches?

—A ver pequeño saltamontes, que no se te olvide que aqui nuestro hermanito tiene el poder de apoderarse de los sueños, aparte podria hacerle visitas nocturnas. —hablo Christian.

—Ya empece a interferir en sus sueños ,le hice recordar algunos momentos, y ahora creo que deberiamos platicar, pero voy a ir poco a poco, empezare por sueños, luego la visitare.

—Pues ojalá todo resulte como tu quieres, pero por favor no te descuides, no quiero que Alfonso te lastime, y tampoco quiero que lastime a tu mujercita. —dijo Tomás.

Christopher jugó con la copa entre sus manos.

—No lo hara, creeme que no lo hara, no soy ningun beep, y esta vez no dejare que nada ni nadie me arrebate a Dulce, por ahora dejare que duerma, ya mañana en la noche sera tiempo de que nos presentemos.

—¡Salud por eso!

—¡Salud! —dijeron todos.

Mientras los tres hermanos Uckermann celebraban, la joven Dulce dormia tranquilamente.

En algún rincon de su propio infierno Alfonso golpeba una y otra ves los arboles, la ira y el rencor corrían  por su frío cuerpo, habia perdido hacia siglos ya la cordura, no era mas que un maldito sádico que gozaba con el sufrimiento, no había espacio para la compasion ,solo habia lugar para la venganza, y planeaba empezarla pronto... muy pronto, asi tuviera qué matar otra vez a su hermana, lo haría.

мι ѕαиgяє нιєяνє ροя τιDonde viven las historias. Descúbrelo ahora