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Un claro y pequeño riachuelo caía suavemente entre grandes rocas, verdes musgos y arboles rodeaban aquel lugar, la luna resplandecía en lo alto y las estrellas centellaban, en aquel apartado lugar una bella joven de rojos cabellos caminaba descalz...

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Un claro y pequeño riachuelo caía suavemente entre grandes rocas, verdes musgos y arboles rodeaban aquel lugar, la luna resplandecía en lo alto y las estrellas centellaban, en aquel apartado lugar una bella joven de rojos cabellos caminaba descalza vistiendo un pequeño vestido turquesa sin nada abajo, no estaba sola, sobre una de las grandes rocas estaba un hombre, Christopher, quien con una amable sonrisa extendía hacia la mujer una rosa roja.

—Bienvenida Dulce, creo que tenemos que charlar.

—Pero ¿Qué es esto? ¿Dónde estamos? —preguntó confundida.

—Tranquila —sonrió —no hay nada que temer, estamos en tus sueños.

—¿Por qué?

—Sigamos que tengo que contarte algunas cosas, pero tranquila no te hare nada... a menos que tú quieras.

—Okey, tranquila, solo es un sueño. — se dijo para así misma, mientras se dirigía a Christopher —de que quieres hablar, porque yo tengo muchas preguntas que hacerte vampirito.

—¿Como lo sabes? —interrogó sorprendido.

—Estuve averiguando.

—Así que averiguando —murmuro mientras se reía por lo bajo —ven acércate y cuéntame que averiguaste.

Paso a paso Dulce fue acercándose hasta Christopher, este en un movimiento ágil y rápido cogió entre sus brazos el delicado cuerpo de ella y la sentó en su regazo.

— Suéltame, suéltame —grito, al mismo tiempo que pataleaba —¡Ay te odio!

—Y vieras que yo te amo con todas mis fuerzas —dijo riendo a carcajadas —que eres mi luz, mi mundo, mi alma, mi todo.

Aquellas palabras le paralizaron completamente todos los músculos a Dulce, y sintió la extraña sensación de desear abrazarlo fuertemente.

—Ya dime que quieres de mí, ¿Por qué sueño contigo? —cuestiono mirándolo como boba.

—Digamos cariño, que llevo tiempo esperando por ti —habló notando la mirada de Dulce en él —y me voy a encargar de que me recuerdes cuanto antes.

—Mmm... ¿Como lo harás?

—Visitándote, ya no en sueños, si no que me meteré como un hábil ladrón a tu habitación por las noches.

—Espero que así sea.

—¡Valla!, veo que ya no me odias, bueno cuéntame como supiste que yo soy un vampirito —rio al terminar la frase.

—Me lo contó un muchacho, se llama Alfonso, fue muy amabl...

—¡¿Que?! —bramó interrumpiéndola —¡Alfonso! ese maldito hijo de... júrame que no le volverás a dirigir la palabra y si él se te acerca dímelo, ¡Júralo!

—Está bien lo juro, lo juro. —aseguró asustada y confundida.

—Okey, tranquila, no te asustes, no temas amor. —expresó tiernamente.

Lentamente los labios de Christopher comenzaron a descender por la garganta de Dulce, para luego subir y capturar sus labios, ella no opuso resistencia alguna, solo susurro su nombre y se entregó por completo a ese beso que secretamente anhelaba con todas sus fuerzas. Durante unos instantes el beso estuvo cargado de ternura que poco a poco se transformó en un pasional desbordé de sensaciones, al tiempo que Christopher apretaba a Dulce contra su cuerpo, ella deslizaba una de sus manos en el sedoso cabello de él, mientras con la otra acariciaba el fuerte pecho de aquel hombre.

—Me encantas —susurró excitado —te juro que me vuelves loco.

—Mmm...

Aprovechando la absoluta entrega de Dulce, Christopher bajo una de sus manos hasta las piernas de ella, acariciándolas suavemente, para luego subir hasta su intimidad. Dulce solo dio un respingo al sentir una de las fuertes manos de Chris acariciando el exterior de su intimidad, sintió como el con sabios movimientos abrió los labios de su ya mojado sexo para dar acceso a sus juguetones dedos, que se deslizaban rápidamente de arriba a abajo y en círculos, haciéndola ahogar fuertes gritos de éxtasis en los carnosos labios de su amante, un dedo luego dos eran los que penetraban su estrecho sexo, el comenzó a bajar sus labios hasta los senos de ella, mordiendo con delicadeza uno de sus pezones elevados, subió nuevamente hasta el lóbulo de la oreja de ella.

—Nos vemos mañana cariño, te amo.

Todo se desvaneció, de pronto ya no estaba con él en aquel bello lugar, en cambio estaba sola y completamente excitada sobre las mantas de su cama, aun con sus dedos dentro de ella.

Se levanto de la cama desconcertada y miro a su alrededor, hasta que sus ojos se encontraron con una imagen que la hizo sonreír de alegría, ella frente al espejo, no con su pijama gris si no con un vestidito turquesa, y para su mayor alegría en el dintel de la ventana estaba una bella rosa roja.

Abrumada y complacida se dejó caer en su cama, suspirando y soltando risitas como tonta.

—Nos vemos mañana, sé que no veremos mañana, vampirito.

—Nos vemos mañana, sé que no veremos mañana, vampirito

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¡Hola chiquix!

Feliz San Valentín atrasado.

Espero que les guste el capítulo de hoy ❤

мι ѕαиgяє нιєяνє ροя τιDonde viven las historias. Descúbrelo ahora