Sensaciones

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Taehyung quería irse a su dormitorio, porque básicamente era el único que no había bebido y no estaba eufórico y bailando como si no hubiese un mañana.
Jimin estaba bailando acaloradamente con Yoongi y Wonho parecía que estaba a gusto con un par de chicos. Él no encajaba en fiestas. Las miradas que Jungkook le echaba de vez en cuando le nublaban la conciencia. ¿A qué estaba jugando?

Cuando Tae habló con Jimin para decirle que se iría su amigo hizo un puchero.

—Te dejo en buenas manos —dijo con una sonrisa de oreja a oreja cuando vio al de pelo menta bailar pegado de su amigo —cuídalo bien —terminó antes de irse.

Al menos uno de los dos amigos se divertía, y eso le hacía infinitamente feliz. Tomando su chaqueta y poniéndosela por encima se encaminó fuera de la fiesta. Pero algo hizo que sus pasos se detuvieran, que una preocupación se hiciera dueña de sus entrañas.
Jungkook estaba vomitando todo lo que había ingerido en la fiesta.

Y por el modo en el que lo estaba haciendo, habían sido unos cuantos mililitros de más.
Quiso acercarse, abrazarle y a su vez decirle cuán estúpido era para acabar borracho el primer día de clase.
Pero no era de su incumbencia. Jungkook no formaba parte de su vida, o al menos no en el término de lo personal.

Girando sobre sus pasos y yéndose del lugar a paso decidido.

—¿Taehyung? —escuchó que lo llamaban a lo lejos, pudiendo ver la silueta de Jeon acercarse a él, tambaleándose.

Mierda…

Con el alcohol que había en su sistema seguramente lo único que necesitaba era un lavado de estómago. El castaño se paró en seco y esperó que torpemente su compañero llegase a su altura.

—¿Qué quieres? —espetó de mala gana.

Jungkook pareció meditar lo que iba a decir, poniendo ambas manos en sus muslos y haciendo un gran esfuerzo por no desfallecer allí mismo.

—No... no puedo volver solo al dormitorio —dijo al cabo del rato. Intentando no vomitar en los zapatos de Taehyung.

—Pues dile a alguno de tus amigos que te acompañe. —y dicho lo cual se dio la vuelta para seguir caminando rumbo al susodicho sitio.

Pero la nerviosa mano de Jeon se aferró a su antebrazo, intentando mantener el equilibrio.

—No... ellos no saben dónde está —escupió a duras penas mientras mantenía los ojos semicerrados.

¿Podía ir algo peor? Tenía borracho a Jeon Jungkook a su lado, pidiéndole que le acompañase a la habitación que compartían ambos en el campus. Aquello parecía una mala broma. Una muy macabra.

¿Debía hacer lo correcto? ¿Acompañarle y dejarlo desfallecer en la cama? O por el contrario, ¿dejarlo a su merced en mitad de un campus que ya debía conocer demasiado bien?

Podía imaginar que aunque Jeon conociese bien el campus como si fuera su casa, su estado de embriaguez no le dejaría llegar al lugar deseado.
De modo que el angelito protector de su concienciale decía que lo acompañase, ganando por encima del diablito que se empeñaba en susurrarle que lo dejase morir en el césped.

A regañadientes analizó el aspecto asqueroso de Jungkook y bufando de resignación aceptó la petición.

—Vamos. —dijo a mala gana mientras emprendía el rumbo.

Ni él mismo conocía el camino, de modo que sacó su teléfono y miró el mapa que había dibujado en él. Girando sobre sí mismo muchas veces, logrando orientarse difícilmente.
Jungkook no parecía seguirle el ritmo y más de una vez se paró en alguna farola para recuperar el aliento y la estabilidad.

ᴏᴜʀ ꜱᴇᴄʀᴇᴛ | ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora