Perfect Team. »Hyunin«

»15«

Entre colegas

La boca de Jeongin no paraba de estar abierta a medida que su hermano hablaba más acerca de su historia. Hyunjin y Daehyun miraban al mayor y al niño entendiendo todo ahora. Moon Bin les estaba contando su historia de forma breve pero siendo lo más detallista posible.

Resultaba que Moon Bin no había estado en nada ilegal. Su único problema fue enamorarse de la persona equivocada. Pues su vida en las calles hizo que se cruzara con alguien que pensó sería su salvación cuando le ayudó a salir de su miseria. Su rebeldía adolescente había salido mal cuando perdió su trabajo de medio tiempo y acabó vagando sin rumbo. Todo parecía ir mal hasta que la conoció.

Sowon era una chica hermosa con la cual se topaba varias veces cuando caminaba a casa de sus amigos o estando donde sea. Moon Bin no podía dejar de pensar en cómo una chica tan decente a la vista podía llegar a ser vista en ese tipo de lugares tan peligrosos como los que él frecuentaba luego de su huida de casa. Sowon siempre lucía perfectos vestidos caros y tacones, siempre bajaba de autos muy caros y mantenía una reluciente sonrisa en su rostro.

Moon Bin jamás le hubiera dirigido la palabra si no fuera porque fue ella quien le habló primero aquella vez. Moon Bin estaba apoyado en un poste dela luz en la calle cuando ella se le acercó e hizo la pregunta más típica del mundo para iniciar una charla con un desconocido: “¿Tienes un encendedor?”. Moon Bin había sonreído en ese momento, con el dinero que parecía tener esa chica, era imposible que no pudiera sólo ir unas tiendas más adelante y conseguir un encendedor. Luego Sowon lo había mirado ofendida ante su risita arrogante. Por supuesto, le ofreció su encendedor sorprendido de que una chica tan joven fumara. Lo siguiente fueron bromas de parte Moon Bin: “¿Tus padres están de acuerdo con que fumes?” o “No vayas a tocer humo en mi cara”.

Se encontraron de casualidad muchas veces después y Moon Bin siempre prestaba su encendedor. Sus charlas se volvieron más largas, las sonrisas pasaron de ser algo amigable a ser coquetas, los ojos de ambos se decían más cosas de lo que pudieran expresar con palabras.

Comenzaron una relación o algo parecido a eso. Se veían a escondidas y Moon Bin le había jurado exclusividad, no se metería con nadie más que ella. Todo iba a bien hasta que pronto la verdad de las raíces de Sowon comenzó a salir. Un día fueron pillado por un tipo, al que Sowon conocía muy bien y que, en ese momento, Bin había confundido con un posible amorío aparte de la joven. El tipo resultó ser un empleado del padre de su chica aunque eso no era lo peor que pudo saber Moon Bin después cuando supo quién era verdaderamente Sowon.

La mujer que él amaba en las sombras no era ni más ni menos que la hija menor de un traficante que poseía un alto poder no sólo en las calles bajas sino a un nivel político corrupto. Cualquiera en su sano juicio hubiera huido de Sowon apenas supiera su verdad, Moon Bin quién vagaba por las calles jamás. Ya era tarde para su corazón y para su impulsiva mente cuando se presentó ante ese gran jefe mafioso como pretendiente de su hija. Luego de eso fue perseguido, acechando y amenazado constantemente, motivo por el cual decidió alejarse más de su familia y cortando lazos incluso con Jeongin para no ponerlo en el mismo peligro con el que él vivía a diario.

Sowon y Moon Bin pasaron de tener encuentros casi todas las noches a tenerlos cada vez en lapsos más largos. Estaban lejos de un noviazgo convencional, no habían citas, ni salidas a caminar, era rondar bajo la amenaza de estar siendo seguidos.

Todo llegó a su fin cuando, Sowon le anunció luego de cuatro meses sin verse que esperaba un hijo suyo. Al principio Moon Bin no lo podía creer porque ella no se veía embarazada, había sido bastante astuto para esconderlo en su cuerpo utilizando ropa que lo pasaban desapercibido. ¿Era suyo? Por supuesto, él no tenía dudas, con lo difícil que había sido para ellos tener algo, era imposible que Sowon se metiera con alguien más. Además, ellos se amaban...con sus rarezas y sin importar de dónde venía cada uno.