5. Carnaval de besos

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"'Cause I know what what the girl dem need. All I really need to understand is when you talk dirty to me".

Que si bien Akutagawa comentó "gritar su nombre" en una oración hacia Atsushi, pues si, no se volvió a cumplir porque Atsushi decidió perder la consciencia gracias al alcohol que no se le bajó como creyó. Así que el azabache le dejó en su hogar, tapadito y calientito, con unos cuantos besos en ese rostro dormido antes de volver a su propio hogar. El albino ahora se levantaba con tremenda cruda, tremenda pena y tremendas ganas de devolver el tiempo a la fiesta para, por fin, tener intimidad con el más alto.

Se levantó para mandar un mensaje a la única salvadora: Lucy. Tenía un atuendo qué elegir para su cita con querido poste emo.

~✨~

Estar en el carro de Akutagawa sería la mejor travesía de su año, quizás. Se sentía como esos videos donde el fuckboy te llevaba a dar el paseo pero en realidad solo quería darte, pues era bien conocido que Atsushi y Akutagawa se agarraban apenas las personas no les veían, cada que tenían el tiempo o la oportunidad no se despegaban del baño. Como la última vez en la fiesta de Tanizaki, el riquillo rebelde del D. Ranpo ya se veía venir que le citaría, Akutagawa siempre hacía lo mismo pero no negaba que este caso era más interesante pues nunca se había ofrecido a ir por sus citas, era la primera vez. Atsushi se estaba alistando, bañándose, mientras Lucy se peinaba en su espejo y Tanizaki, el nuevo individuo del grupo que llegó en el carro de Lucy, se mensajeaba con un amigo suyo.

— Entonces, Akutagawa viene por ti a las 10 —le grita Lucy desde el cuarto. La regadera deja de sonar porque Atsushi finalmente se acabó, saliendo del baño con una bata enorme azul, que traía gorrito de tigre. — Eso es muy adorable.

Tanizaki alzó la vista para verlos, dándose cuenta que le gustaba mucho esa bata y debería comprarla igual. Giró como taquito al borde de la cama y se sentó, estirando sus largas piernas.

— ¿Qué te vas a poner? — Atsushi se encogió de hombros, pues la verdad que no tenía ni mísera idea de cómo ir a una cita.

— Pensaba ponerme algo negro.

— No, negro no. Funeral no es —advierte Lucy. Tanizaki se levanta para esculcar entre el armario del dueño, encontrándose con ropa muy linda y que, de nuevo, debía irse a comprar. Sacando un pantalón  pegado con ese tipo de estilo que parecía de látex pero no era de ese material.

— Bueno, puedes usar ese negro —dice, y lo lanza a la cama.

— Debe tener algo mejor —apunta Lucy, ayudando a Tanizaki.

Atsushi se sentó en su silla del escritorio, esperando que los otros dos escogieran su atuendo. Hasta que Lucy encontró un extraño conjunto con la espalda abierta, oh, cielo santo, era el regalo de cumpleaños que su padre le hizo hace poco. Un enterizo pegado color rojo vino, con la espalda descubierta y con cuello de tortuga.

— Oh, definitivamente ese —asintieron ambos. Atsushi se sonrojó.

— ¿No es muy... extravagante?

— Oh, vamos, vas a ver a tu ligue. Nada mejor que un arma poderosa llamada entalle pegado y espalda descubierta.

— Además, un delineado perro y damn, vas a ser la envidia —aporta el pelirrojo.

— ¿Y si nunca salimos de su carro?

— Akutagawa definitivamente va a sacarte del carro. Ya sea para ir al motel o al menos para cenar, en ese sentido es un caballero —menciona Tanizaki, cruzado de brazos en la cama.

Flaco, alto, desnalgado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora