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El timbre de una nueva notificación me hizo detener mi intención de quitarme mi blusa.

"Hey, ¿salimos?"

Resaltaba aquel mensaje en la pantalla, rápidamente dirigí mi mirada hacia la ventana de Jin, quien tenía su celular en la mano.

El rubor invadió mis mejillas al imaginar que Jin pudo estar todo este tiempo viendo mis ridiculeces. A partir de sus señas pude entender que me esperaría abajo. Observé su espalda ancha darme la espalda.

Tomé una sudadera grande y me coloqué un pants flojo y por último, mis tenis.

No podía bajar y abrir la puerta principal de mi casa como si se trata de un día normal. Sin detenerme a pensar demasiado, abrí mi ventana, pasando una pierna para lograr escalar por el muro de mi casa.

No era la primera vez que lo hacía, pero la adrenalina siempre estaba presente cuando salimos por la noche.

—Hey —le dije al mismo tiempo que picaba sus costados, haciéndolo sobresaltar.

—Hola. —Me contestó de vuelta.

—¿Qué sucede? —Pregunté mientras seguíamos el mismo camino de siempre.

Lo escuché soltar un bufido y voltee mi mirada a él; parecía estar realmente enfadado de todo.

—¿Lo mismo de siempre? —Intenté deducir.

Sus peleas siempre trataban de lo mismo: Jin siempre intentaba hablar con Sana sobre la estrecha amistad que tenía con uno de los chicos en el equipo de porristas: Chanyeol.

—¿Por qué lo haces? —La pregunta salió de mi boca.

—Es... —soltó un suspiro. —Porque me hace sentir mal, inseguro que Chanyeol este tan presente.

—¿Entonces lo que sientes es celos? —Solté. —Pensé que confiabas en ella.

—Y lo hago —me contestó sin dudarlo y mi estómago se encogió al ver que no lo pensó ni un segundo. —Y no son celos, estoy seguro de ello. Lo que pasa es que me hace tener miedo de perderla.

—Pero... si resulta ser cierto —siempre intentaba evitar opinar sobre su relación. —¿Qué harás?

—No sé si podría llegar a perdonarla —su mirada estaba perdida en frente del camino. —¿Qué debería hacer?

—Yo no soy quién para decirte qué hacer, Jin —contesté. Aunque por dentro quería gritarle que no debía perdonarla. —Creo que sólo puedo decirte una cosa. —Volteo a verme, esperando que continuara. —Nadie merece ser amado a medias.

—Gracias. —Pude ver aquella sonrisa ladina que me quitaba el aliento.

—Sabes que siempre estaré para apoyarte —dije mientras me sentaba en los fríos columpios de siempre. —Ahora, haz tu trabajo —le dije y pude sentir sus manos en mi espalda, empujándome.

You Belong With Me  | ksj  ;  ______  | ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora