Habían llegado a la casa de Kim. Lo que fuera a pasar, sucedería ahora.
Minghao entró caminando despacio. Los nervios lo estaban matando.
-Toma asiento. -Mingyu señaló el sillón frente a él mientras se sentaba. El otro obedeció. -Como te decía, quise olvidarte, Minghao. Me había rendido contigo después del ultimátum que me diste, así que me impacta que te confieses.-
-Me imagino. Pero es verdad, te lo juro.-
-Y te creo. Pero no sé cómo perdonarte.-
-Haré lo que haga falta, no importa qué. Quiero estar contigo.-
-No es tan fácil, Hao. Fuiste muy malo conmigo.-
-Lo sé. Fui un verdadero idiota, pero si me das la oportunidad, haré todo diferente. Sé que puedo hacerlo bien si estás conmigo. Estoy dispuesto a cambiar mi vida por ti.-
-Dios. ¿Por qué tienes ese brillo en los ojos? Me está volviendo loco.-
-Yo... Perdón, no...-
-Te creo. No puedo no hacerlo cuando te miro y noto que eres todo lo que quiero. Y va a costar un poco, pero puedo perdonarte, Minghao. Puedo hacerlo.-
El chino no pudo evitar sonreír. -Mingyu, es la primera vez que hago esto así que espero que salga bien. -dijo mientras se acercaba al sillón donde el otro estaba.
-Hao... -Kim intentó decir algo, pero los labios de Xu sobre los suyos hicieron que todo pensamiento dejara su mente y que sólo pueda concentrarse en lo que sentía. No dudó ni un segundo y lo tomó por la nuca para tenerlo cerca. Quería más, necesitaba más.
Minghao, casi como si fuera un reflejo, se sentó a horcajadas sobre el más alto y lo abrazó por el cuello. Creía que su corazón latía tan fuerte que el contrario iba a notarlo, pero no le importó nada, sólo vivía ese momento.
Ninguno sabía qué estaba haciendo, los movimientos simplemente fluían sin ningún componente racional.
El coreano, aún con la mano de su compañero en la nuca, se recostó hacia atrás en el sillón llevándolo con él. Deslizó su otra mano por la delgada figura del otro hasta dejarla en la cintura. Sentía que tenía el mundo entre sus manos.
-Mingyu. -susurró el chino separando apenas sus labios.
-¿Sí? -el nombrado no abrió los ojos. Creía que si lo hacía, aquello iba a acabar como su fuese un sueño.
-Me gustas... mucho.-
-Mierda. Tú me gustas a mí, Hao.-
-Sí, eso imaginé.-
Kim abrió los ojos para verlo. -¿Tan obvio es?-
-¿Por qué no se lo preguntas a tu "amigo"? -dijo Xu señalando hacía abajo con la vista.
-Perdón. -el más alto moría de vergüenza.
-¿Por qué? ¿Es la primera vez que te sucede? No hay nada de qué avergonzarse, Mingyu. Es natural. -se burló.
-¿En serio te estás burlando de mí ahora?-
-De algo tenía que reírme después de todas las veces que tú te reíste de que a todo lo describa como "lindo".-
-Tienes razón, pero esto es cruel.-
-Sí. Y divertido también.-
-Divertido me resulta pensar en que te ríes de mí, ¿pero cuántas veces te puede haber pasado a ti si nunca te gustó nadie?-
-¿Realmente vamos a hablar de esto? -rió el chino. -No habré estado atraído por nadie pero sigo siendo un hombre, Kim. Me extraña el comentario.-
Mingyu lo atrajo para poder susurrarle al oído. -Lo sé, sólo quería hacer que recuerdes lo que sea que te caliente.-
Xu se sonrojó y abrió los ojos como platos ante semejante confesión. -¿Y eso para qué? Estoy sentado encima tuyo, con que me sigas besando era suficiente.-
-Puedo hacerlo ahora. -el más alto comenzó a acercarse.
-No. -el chino lo frenó. -Ahora deberías hacerte cargo de lo que empezaste.-
-¿Apenas terminamos de darnos nuestro primer beso y ya quieres que te lleve a mi cama? Me impresionas.-
-No puedo decirte que no lo haya pensado antes.-
-Minghao... -Kim lo miró de arriba a abajo. -Ven conmigo. -le tomó la mano y lo guió hasta su habitación.
Cuando llegaron comenzaron a besarse. El más alto se quitó la camisa y recostó a su compañero en la cama para seguir besándolo.
Con un movimiento ágil, Xu revirtió la posición en la que estaba para quedar sentado encima del otro y así poder quitarse su camisa de seda. Mingyu, que veía cada movimiento con detalle, se detuvo a admirar su cuerpo. Sin dudas era la obra de arte más perfecta que haya visto, y es mucho decir para un aficionado y trabajador del rubro del arte.
El chino se acercó al oído de Kim mientras apoyaba sus manos en su fornido pecho y le susurró, -Hagámoslo, Mingyu.-
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Por error •Gyuhao•
FanfictionEl alcohol lleva a cualquiera a hacer locuras, pero a pocos los lleva a decirle "lindo" a su superior como le ocurrió a Xu Minghao.