X

66 10 26
                                    

Décima carta.

Estaba guardando los juguetes de Tamu en la cesta de su habitación, mi hijo, que ahora contaba con unos nueve años de edad, se había ido temprano junto a sus compañeros a un campamento de verano.

Geonhak, quien se había vuelto instructor en su escuela, me ofreció cuidarlo para que yo no tuviese de qué preocuparme, Tamu también accedió fácilmente, a veces dudaba de que mi hijo prefiriera a su tío en lugar de mi.

Pasos apresurados irrumpieron en la calmada casa, alertándome.

—¡Hyung!—Sollozó Seoho, corriendo y escondiéndose en mi pecho—¡Hyung!—Entré en pánico cuando escuché su tono tan herido.

—¿Seoho, qué tienes?—Lo tomé de los hombros, sacando su rostro de mi pecho para poder verlo a los ojos—¿Qué ocurre?—Pregunté preocupado, buscando algún indicio de dolor físico—¿Por qué lloras?—Sentí mis ojos picar al ver el rostro tan afligido que cargaba el de cabellos anaranjados.

—E-Ellos... Ellos...—Volvió a sollozar, incapaz de terminar de hablar.

—¿Ellos? ¿Quiénes te hicieron daño?—Apreté la mandíbula, frunciendo el ceño—¡Hablame Seoho!—Alcé la voz—¿Quién mierda se metió contigo?—Seoho no respondió, solo volvió a esconderse en mi pecho. Suspiré, brindándole pequeñas caricias por toda su espalda.

Seoho se había mudado a unos apartamentos cerca de mi casa, si presentaba problemas él no tendría problemas en venir corriendo por mi ayuda, desde pequeño siempre presentó problemas por culpa de sus padres y el resto de sus familiares. En una ocasión de no haber sido por Keonhee, quien lo sacó del lugar donde maleantes lo tuvieron cautivo, él habría sido víctima del abuso sexual que Hwanwoong pagó en su lugar.

Infiltrados del Norte también habían estado presentes, al parecer le habían pagado a los padres de Seoho para que entregasen a su hijo a cambio de encontrar al hijo de Kim, tacharon a su propio hijo como un traidor a su nación.

Ese día Dongju fue asesinado por los mismos infiltrados...Y solo fue cuestión de horas para que todo acabara para nosotros.

—Keonhee...—Soltó él de la nada mediante un quejido. Sacándome de mis pensamientos.

—¿Qué?

—Keonhee—Volvió a repetir.

—¿Keonhee?—Ladeé la cabeza—¿Qué pasó? ¿qué tiene que ver?—Miré al chico notoriamente confundido.

—Carta.

—¿Le escribiste una nueva carta? ¿Por eso lloras?—Inquirí, pero él negó.

—Él me...m-me envío una carta—Sus palabras fueron como sentir un nudo enorme en la garganta, sentí mis piernas flaquear, por lo que me sostuve de Seoho cuando trastabillé—Hyung, Keonhee me mandó una carta—Dijo finalmente, viéndome a la cara con sus ojos cristalizados.

—¿C-Cómo...?

Quería aparentar estar lo más tranquilo posible, sin embargo, mis piernas me traicionaron y tanto Seoho como yo, caímos sobre mi espalda, golpeándose el más bajo su rostro contra mi pecho.

—¡¿HYUNG?!—Seoho gritó alterado, limpiando las pocas lágrimas que se colaban por sus ojos para poder verme—¡¿Hyung estás bien?! C-Creo que llamaré a un medico—Antes de que el pelinaranja consiguiera su teléfono, lo tomé por sus manos.

—¿Cómo?—Murmuré, viendo perdidamente hacia el techo—¿Cómo recibiste la carta?

—E-Estaba sobre mi escritorio...No le tomé importancia hasta que lo abrí y ví el collar plateado que perdí hace años, h-hyung...—Seoho comenzó a sollozar nuevamente—Keonhee se había llevado ese collar antes de...d-de...—Su puchero fue sostenido entre mis manos, encargándome de limpiar suavemente sus lágrimas—E-Esto estaba escrito con ello, p-pero no me atreví a leerlo apenas reconocí su letra. N-No me siento fuerte, Youngjo...N-No me siento capaz de poder leerla sin derrumbarme en el proceso. Tengo miedo de que se reabra la herida en mi pecho...N-No quiero.

For a Broken HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora