La rosa del camino

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Vagando un día, por un camino un tanto familiar, escuchó cómo alguien venía corriendo lo más rápido que podía. Lo primero que reconoció fue ese dulce olor a flores, era algo que nunca se había borrado de su memoria, para después visualizar esa caperuza roja.

La pequeña caperucita roja se dirigía justo hacia el gran y malvado lobo feroz, perseguida por los suyos, depredadores sin mascaras o disfrazados como él, buscando refugio en donde una vez vio peligro.

--- ¡Ayuda, por favor! --- grito la joven de tez blanca, ah, ¿Cuánto tiempo había pasado? La niñita se había convertido en una joven madura, mientras que él, el tiempo parecía haberse detenido, como si se hubiera vuelto lento... demasiado lento --- ¡Por favor ayúdeme! Se lo suplico --- chilló la pelirroja con tono desesperado.

Ojos amarillos contemplaron la mirada llena de terror de la chica, un momento irónico en comparación al pasado. Desesperación y horror parecían seguir presentes en esos ojos grises, aunque, esta vez había algo más... un brillo de esperanza.

Un relincho cortó aquella efímera interacción, centrando la atención del lobo en la venerie que miraban hambrientos a la joven. Honestamente, ninguno se veía apetecible y olían peor que el cadáver de una mofeta de varios días en descomposición; un desperdicio para los suyos, un desperdicio para los otros. Eso sí que era ser un inútil absoluto.

--- Perdone... caballero --- el hombre tenía una mirada turbia, piel grisácea poco natural de los humanos, así como un hedor fétido y nauseabundo, su voz nasal le parecía bastante irritante --- Pero... creo que usted tiene algo nuestro.

El lobo examino con sus penetrantes y severos ojos al repugnante grupo, desaliñados, pero con ropas que podrían calificarse como finas. Alcohol, lujuria y sudor se combinaban para crear ese pútrido olor, también de miradas avariciosas y pervertidas. Como lobo, se lo podía calificar esas cosas como depredadores acechando y buscando la presa más débil, fue siendo humano cuando aprendió la complejidad de esa mirada... más el resultado no cambiaba.

--- ¡Yo no soy de nadie! --- protestó la joven detrás del lobo, aferrando sus manos en la amplia espalda de este --- ¡Aléjate de mí! --- sonaba bastante enojada y frustrada, ¿Cuánto tiempo llevaban acosándola? Incluso para él le resultaba bastante aberrante si su intuición era correcta.

--- Si, creo que tengo algo tuyo --- la joven le miro con horror, ¿De verdad creía que la iba entregar? Bueno, ella puso su confianza en un total desconocido, y por fortuna, el lobo sabia comportarse civilizadamente. El animal le lanzo uno de los objetos que llevaba en el saco, un comerciante se lo había dado a cambio de haberle ayudado a atravesar el bosque --- ¿Supongo que esto será suficiente para darte la vuelta? --- el lobo escudriñó a los hombres que analizaban el objeto, sonriendo de oreja a oreja mostrando sus dientes.

--- Disfrute de la jovencita, ¡vámonos muchachos! --- aulló el líder de manera jovial, aun con el mismo tono amenazador y perturbado de antes --- Hasta luego, Rouge, te veré cuando acabes de agradecerle, con tus labios, a tu salvador.

Los demás de la venerie rieron ante el asqueroso comentario y cabalgaron de regreso de donde vinieron. El lobo acomodo su cabello, aunque no llegara más allá de sus orejas, volteando a donde estaba la joven.

El lobo no se esperaba sentir un apretado abrazo, no sabía cómo reaccionar así que solo imito la acción y se alejó dándole unas palmadas en la cabeza. Honestamente, no se esperaba el reencuentro con ella de esta manera, se imaginó algo más lúgubre y violento, aun cuando este encuentro no distaba de esa tensión y terror.

Talvez, hace algún tiempo, él hubiera aprovechado esta situación, no obstante, estos últimos meses siendo humano... lo hacían despegarse de lo que es ¿O era de lo que fue? Cuando miraba su reflejo ya no veía al lobo sino a un hombre de facciones angulosas y rudas, a veces podía ver al lobo en ese cuerpo humano. Si observaba y analizaba a detalle, podías ver esos detalles lobunos.

--- Y... ¿A dónde vamos? --- la pregunta de la joven lo sacó de sus pensamientos, el lobo posó su mirada hacia ella, su rostro expresaba confusión --- ¿Cuál es tu nombre? El mío es Rouge.

--- ¿Vamos? Tú te regresas a tu casa... yo me regreso a la mía --- Quizá en el siguiente encuentro que tengan no se sienta tan culpable en darle un golpe de gracia.

--- No puedo, no quiero --- dijo Rouge con voz quebrada, era una lástima que sonara así, su voz era dulce y argenta incluso podía decir hipnótica --- No me dijiste tu nombre.

Él evitaba una pregunta, ella evitaba también una pregunta. Algo un tanto justo.

--- No tengo nombre, no lo ocupo --- contestó de una forma tanto arisca sin intención.

--- ¿Cómo? Todo mundo tiene un nombre --- expresó Rouge ayudándole a cargar uno de los sacos que traía, el lobo no tenía problemas en cargarlos ya que su anatomía fuerte y atlética a diferencia de la constitución un tanto delgada y bella de ella, aunque parecía que la chica no tener problemas en cargar con el segundo saco.

--- No necesito nombre porque sé quién soy --- Aún sabía quién era, aunque cada día se perdía más entre animal y hombre --- Tú ocupas uno porque no sabes quién eres.

--- En ese caso, ¿puedo darte un nombre? --- El lobo alzó una ceja ante la pregunta, la mirada de Rouge parecía brillar aún después de todo lo que paso no hace unos cuantos minutos. El lobo solo mostró una pequeña sonrisa y contestó con un "si quieres" --- Tu nombre será... Bigby, Bigby Heftig.

--- ¿Heftig? ¿De dónde sacaste eso? --- cuestionó el lobo mientras avanzaba hacia otro camino. Sería mejor evitar por el que Rouge había llegado, no quería amargarse o tener más problemas por el día de hoy.

--- Es mi apellido --- soltó una risilla Rouge mientras seguía el paso de su nuevo amigo.

El solo soltó un "Ah, okay" hasta que segundos después le vino una duda --- ¿Qué es un apellido? --- Rouge soltó una risa ante las palabras del lobo, Bigby, y comenzó a explicarle lo que era un apellido.

El lobo ese día consiguió un nuevo amigo en la persona más inesperada que pudo haber pensado.

Quizá... solo necesitaba comenzar de nuevo.

La caperucita roja y el lobo feroz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora