(NOVELA ACTIVA Y EN EDICIÓN)
Eran el día y la noche, el margen de lo imposible, eso absolutamente incompatible.
Pero ella sentía algo especial que le hacía querer estar cerca de él y cuando quiso alejarse, los caminos de ambos ya estaban enlazados.
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________________________ He Never Did • .
Capítulo 16
Me pasé las manos por las faldas y me miré una vez más en el espejo. Gabriel que estaba apoyado en el marco de la puerta suspiró cansado.
El vestido era un poco apretado pero era precioso, los brillantitos negros se esparcían por toda el corsé y las faldas oscuras caían hacia abajo, sin dejar ver mis sandalias.
Hannah se había ofrecido a maquillarme aquella noche, con detalles y piedras pequeñas y brillantes que decoraban mi párpado. Aunque detestaba a las familias que había en aquel momento en el salón de eventos de la tercera planta, no podía evitar tratar de verme lo mejor posible para dar una buena impresión ya que estaba representando a mi familia.
Por si no fuese aún más estresante, papá nos dijo a Hannah y a mí que este año vendrías más familias importantes. A mi hermana le daba bastante igual aunque a mi me ponía de los nervios todo este tipo de eventos y fiestas llenas de personas falsas y exigentes.
—Julietha, por enésima vez– murmuró Gabriel acercándose a mi y tirando de mi brazo —Te ves genial, no tienes que estar nerviosa.
—Vale, bien...– volví a echarme perfume y me miré desde lejos en el espejo. Gabriel abrió la puerta y pude escuchar a todos nuestros amigos a través de la puerta.
Sonreí cuando los vi. Todos se veían bien, Hermione, Hannah y Ginny con distintos vestidos brillantes y los chicos con sus trajes que incluso Ron iba elegante, alardeaba feliz de que había podido atarse bien la corbata aunque por la sonrisa de Hermione pensé que quizá había necesitado su ayuda.
—¿Los camareros nos darán bebida?— preguntó Fred mientras caminábamos hacia los escaleras que llevaban al piso de arriba. Algunos desconocidos subían a la vez.
—Tranquilos, hay algunas botellas guardadas en el desván de la cocina— Hannah les guiñó un ojo.
—¿Y la comida?— preguntó Ron.
• • •
Cuando llegamos a el salón que ocupaba casi toda la planta, Hannah y yo tuvimos que separarnos de los chicos para comenzar a saludar a todas las familias.
Había una amplia alfombra negra que bajaba las escaleras hacia el salón que se encontraba más abajo. Toda la decoración era de tonos oscuros y brillantes, desde árboles de navidad blancos con bolas oscuras, hasta mesas redondas con manteles de seda negra. A un lado estaba la banda de música clásica que deleitaba con elegantes y dulces melodías.
La gente aún llegaba a la sala y aún así ya estaba todo bastante ocupado, sin duda, era el año que más gente había. Hannah me tomó de la mano y me guió hacia la multitud, llegamos hacia donde estaban nuestros padres y comenzábamos a saludar a cada familia.
