Principios

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He Never Did

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Acaricié emocionada el búho que había frente a mi ventana y había dejado una carta en el balcón

Sabía perfectamente de cual se trataba, llevaba esperando mucho tiempo a cumplir mis once años para este momento.

—¡Mamá!— grité emocionada mientras daba saltitos con la carta en mis manos.

—¿Qué ocurre?— ella entró rápido a la habitación. Su rostro parecía estar encogido por la preocupación, llevaba un delantal de cocina y en su mano llevaba la cuchara de madera. Observó la situación y al darse cuenta que aparentemente no había ningún peligro, se relajó.

Agité la carta en mis manos y ella puso una mano en su pecho, mi hermana vino desde su habitación y sonrió de lado mientras se apoyaba en el marco de la puerta. Ella tenía trece años y comenzaría su tercer año en Hogwarts.

—Así que ahora tendré que verte todos los días...— hizo una mueca dramática y mamá le dio una mirada de advertencia. Hannah sonrió y después se acercó a mí. -Supongo que será genial, felicidades- con su mano me revolvió todo el pelo, pero ella parecía feliz y satisfecha con ese gesto.

Tenía una manera peculiar en demostrar su cariño.

—¡Es genial, cielo!— celebró mamá con una amplia sonrisa, abrió sus brazos y me lancé a ella.

—¡Va a ser increíble!— dije emocionada.

—Oye– interrumpió Hannah —¿A ti te he dicho que solo hay zumo de calabaza para beber y que es obligatorio comer verduras?

—Hannah, enserio— le dijo mamá saliendo del cuarto y mi hermano mayor con un gesto de inocencia la siguió.

—No quiero que se lleva una decepción— la oí hablar y sus voces fueron sonando cada vez más lejanas mientras se marchaban.

Miré la carta que tenía en mi manos y la leí de nuevo. Volví a sonreír emocionada y no dudé en recorrer mi habitación para ver qué cosas me llevaría a Hogwarts.

• • •

1 de Septiembre, comienzo.

Apenas había podido dormir la noche anterior de la emoción y cuando llegué al andén no paraba de jugar nerviosa con mis manos, observando a toda la gente que había a nuestro alrededor.

Me despedí de mis padres y Hannah se marchó con sus amigos, a pesar de que mamá le dijo que estuviese atenta a mi yo le aseguré que estaría bien sola.

Caminé entre la gente y cualquiera podría decir que yo era un manojo de nervios, incentidumbre y preguntas.

Si ya me encontraba perdida en el expreso, ¿Qué sería de mi en Hogwarts?

Una rana pasó por entre mis pies y me asusté de tal forma que solté mi varita de las manos y terminó en una esquina alta del trén.

Cerré los ojos frustrada por mi torpeza y sin entender que hacia una rana vagando por el expreso.
Di pequeños saltos tratando de agarrar mi varita pero fue totalmente en vano.

—Yo te ayudaré— cuando me giré vi a una chica de pelo esponjoso que captó mi atención.

Movió su varita y logró hacer que la mía descendiese, terminando en mis manos. Yo la miré sorprendida y ella sonrió satisfecha

—Muchas gracias— murmuré algo avergonzada.

—No ha sido nada, estaba buscando la rana de Neville pero no aparece por ninguna parte— frunció el ceño y miró detrás de mi, buscando al pequeño animal que casi me tira al suelo de un susto.

—Oh, yo la acabo de ver, pero ha pasado muy rápido— ella abrió los ojos, como si eso fuese clave para su búsqueda.

—Esperemos que nadie la confunda con una rana de chocolate.

Puse una mueca de desagrado y ambos reímos. Ella me tendió su mano y habló con seguridad. —Soy Hermione Granger.

Tomé su mano y ella la estrechó en un apretón. —Yo soy Julietha Bensonn.

—¿Porqué estás sola?— preguntó viendo que el compartimento está vacío.

—Bueno... De momento no conozco a nadie.

—¡Claro que no! Me conoces a mí y a Trevor, la rana de Neville– tiró de mi muñeca y me guió por el expreso —Te puedo presentar a Neville, además... Hace nada he conocido a Harry Potter.

Ella siguió parloteando y fue agradable ya que hizo que todos mis nervios desapareciesen.
Conocí al nombrado Neville, que aún no había encontrado a su rana y después estuve junto a Harry Potter y Ron Weasley.

Fue emocionante hablar con el chico que había sido portada en El Profeta y aunque con Ron no hablé demasiado ya que no paró de comer chocolatinas, no fue desagradable estar con ninguno de ellos.

• • •

Hay situaciones o actos que marcan determinados momentos que se vuelven únicos e irreversibles.

Julietha Bensonn se hizo amiga de Harry Potter, Hermione Granger y Ron Weasley. Los cuatro comenzaron a compartir sus días juntos y fue habitual verlos juntos.

Pero también se marcó una enemistad, un pequeño acto en primer año que dio lugar a que Draco Malfoy no pudiese ni ser visto por aquel grupo de Gryffindors.

Desde el primer momento en el que Draco se presentó ante Julietha y le estiró la mano, ella no pudo dejar de pensar en que aquel chico tenía unos ojos tan claros que si se concentraba podría verse así misma reflejada en ellos.

Pero no tuvo el tiempo de hacerlo ya que los siguientes años solo fueron reproches, burlas y discusiones con aquel chico engreído y que tenía tal complejo de superioridad que Julietha no podía evitar el impulso de dejarlo en su sitio cada vez que él la descalificaba por su apellido o su estatus de sangre.

Él no perdía la oportunidad de molestarla a ella y a sus amigos, porque al final para Draco así eran las cosas. Él era Slytherin y sangre pura, estaba mentalizado para no tolerar a los Gryffindor y sobretodo a los sangre sucia, como él llamaba a los que no pertenecían a los apellidos de sangre pura.

Pero, ¿Realmente eso era excusa para odiarse?

¿Qué perteneciesen a distintas casas y fuesen de distinta pureza de sangre sentenciaría para siempre su odio, eso era suficiente?

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ʜᴇ ɴᴇᴠᴇʀ ᴅɪᴅ~ ᴅʀᴀᴄᴏ ᴍᴀʟꜰᴏʏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora