(NOVELA ACTIVA Y EN EDICIÓN)
Eran el día y la noche, el margen de lo imposible, eso absolutamente incompatible.
Pero ella sentía algo especial que le hacía querer estar cerca de él y cuando quiso alejarse, los caminos de ambos ya estaban enlazados.
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_____________________ He Never Did • .
Capítulo 6
Los días cada vez eran más cortos y fríos. El ambiente del castillo tenía un toque distinto este año, podías escuchar conversaciones fluidas en francés de las chicas de Beauxbatons y en los exteriores de Hogwarts podías ver a los chicos de Durmstrang entrenando todos los días.
La noticia de el torneo de los tres magos, que en este caso eran cuatro junto a Harry, y el Yule Ball, estaba haciendo todo un poco más emocionante. Aunque las cosas estaban un poco rara entre los chicos, ya que Harry y Ron estaban distanciados y la situación era muy incómoda en ocasiones. Traté de hablar con Ron para hacerle entender que Harry no tenía culpa de lo que le estaba pasando aunque el pelirrojo como siempre, se dejaba llevar por sus impulsos.
Entre unas cosas y otras, pasé más tiempo junto a Hermione en la biblioteca y el resto con Gabriel, que o él estaba en mi habitación o yo estaba en la suya, había días en los que simplemente convivíamos juntos en la sala común sin hacer absolutamente nada.
Esta vez, estaba sola junto a Gabriel en una mesa de la biblioteca. El olor a madera, libros y velas envolvía el lugar, el silencio y la tranquilidad era agradable, se podía escuchar el pasar de las hojas y el leve crujido del papel.
—Pues yo sigo pensando que si me hubiese presentado yo hubiese ganado el torneo— murmuró Gabriel, cerrando su libro de golpe, me observó curioso al verme sonreír.
—¿Eso crees?— jugué con mi pluma.
—¿Tú no?– preguntó y yo ensanché mi sonrisa— No me lo puedo creer, te estás riendo de tu novio —dijo indignado.
—Claro que no– dije rápidamente tratando de no reírme —Lo que pasa es que eres un poco torpe.
—Mira quien ha hablado— alzó las cejas sorprendido.
—Pero yo admito que no duraría nada en ese torneo.
—Bien, bien, no quieres admitirlo— fingió molestia y yo simplemente negué con la cabeza, divertida por su drama.
Las campanas del reloj sonaron por toda la silenciosa biblioteca, me fijé y vi que marcaba las cinco en punto de la tarde.
—Gabriel... ¿tú no tenías entrenamiento hoy?— abrió los ojos como platos y comenzó a recoger sus cosas.
—Oliver me mata si llegamos tarde, está como loco con el próximo partido contra Slytherin— me dio rápidamente un beso en la mejilla y se marchó tan rápido como pudo, ganándose que la bibliotecaria le llamase la atención.
Cuando quise volver a centrarme en mis tareas, el silencio fue roto de nuevo.
—Haces tan buena pareja con Fills– murmuró el rubio acercándose lentamente —Sois los dos especialmente ridículos.
