Cuando vives una segunda vida no deberías recordar la primera, los vestigios de recuerdos de la anterior se muestran como Deja vu o como sueños que parecen imposibles, pero a veces sucede que algunas personas forman un vinculo tan fuerte con una per...
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Meryem despertó temprano como todos los días, bajo a preparar el desayuno y después despidió a sus hijos que se fueron al colegio, y a su esposo que fue a trabajar, miro su teléfono un poco y llamo a su hermana para saber como estaba, después de cerciorarse de que todo estaba bien comenzó con el trabajo diario de la administración de la casa.
Reviso que nada faltara de la despensa y se aseguro de tener acomodado todo.
Los últimos meses habían sido muy atareados y difíciles, ya que habían acabado ahora no sabía que hacer.
Estuvo mirando un poco de su ropa, ya tenia que sacar algunos vestidos que no le gustaban y revisaría sus sacos, Hizir llego temprano esta vez, parecía que él tampoco tenía mucho trabajo, además siendo el jefe podía dejar la empresa en el momento en el que así lo decidiera, subió a su cuarto y miro a su esposa, se veía hermosa con aquel vestido rojo.
Se acero tranquilamente y la abrazo por la espalda "No sabes cuanto me incita ese vestido" dijo mientras la rodeaba con sus brazos.
Meryem sonrió "Señor Cakirbeyli que esta tratando de hacer, no debería estar trabajando" dijo mientras se dejaba consentir un poco.
"Ilyas se encargará el día de hoy" respondió con calidez y luego beso a su esposa en el cuello.
Meryem se soltó un poco de su agarre y se volvió hacia él quedando frente a frente, "Señor Cakirbeyli parece que viene decidido a todo" comento con la voz divertida.
Hizir la miro detenidamente y la examino antes de pegarla de nuevo a él "Quizás, pero si la señora tiene una mejor idea puede compartirla y veremos que podemos hacer" comento con sus labios casi rosando los de ella.
Se besaron de forma apasionada por unos segundos hasta quedar casi sin aliento, se miraron fijamente y sonrieron, con tantos problemas que habían tenido el tiempo para ellos había quedado atrás.
Hizir la soltó por un momento y se dirigió a la puerta de su habitación para cerrarla con seguro, después volvió a su esposa y comenzaron los besos y las caricias.
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