27 - Muerte.

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Llegaron al barco sin mayor complicación y subieron, al momento parecía que aquellos hombres no habían notado su ausencia

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Llegaron al barco sin mayor complicación y subieron, al momento parecía que aquellos hombres no habían notado su ausencia. Viajaron en tranquilidad, pero casi sin hablar, Anastasia sabía que Hürrem estaba pasando por algo difícil, sabía que Hürrem Sultán fue la mujer que más amo al gran sultán, sin embargo, ahora con el cambio de historias y recuerdos que no deberían tener era difícil mantener ese amor, más si la sombra de un hombre al que amo en su otra vida estaba presente.

Llegaron a su destino, Rüstem ayudo a Hürrem a bajar de aquel barco y siguieron en los caballos que ya lo esperaban, ella se subió a uno de ellos, no había pedido un carruaje para pasar desapercibidos, las ropas de Rüstem eran como las de un campesino y Hürrem también traía ropas más ligeras como las de una odalisca, de esa manera no serían un foco de atención en la tierra que justo ahora estaba en guerra.

Iban con sigilo y tranquilidad sin embargo en el camino algo paso, comenzaron a escuchar caballos tras de ellos, de la nada aparecieron los hombres que Ibrahim había mandado, uno de ellos lanzo una flecha al caballo de Hürrem haciéndola caer, afortunadamente logro caer sin hacerse demasiado daño, Anastasia corrió hacia Hürrem y la tomo de la mano —No se preocupe sultana, este no es nuestro destino, lo he visto y sé que usted también— comento con una sonrisa.

Hürrem se veía más tranquila pero esa tranquilidad se esfumo, el número de hombres del pasha eran demasiados, ellos solo eran cuatro hombres y dos mujeres, no podrían contra ellos, Rüstem miro a Hürrem, sabía lo que tenía que hacer, los hombres se acercaron un poco, entonces unos cuantos hombres más aparecieron, pero estos eran de la fuerza jenízara que hacía rondines de vez en cuando, aunque lo hacían cerca del campamento esta vez se alejaron un poco más, al ver a las mujeres y a los hombres en problemas se acercaron rápidamente a ayudar, Rüstem los vio y grito para alertarlos y que su ayuda fuese más eficaz.

—Ayuden nos, conmigo esta la esposa del sultán— grito y los jenízaros corrieron a rodearlos y la lucha comenzó, uno de los guardias jalo a Hürrem del brazo y la alejo de los demás, otro de los hombres del pasha se acercó a este y lo derribo, le dio un fuerte golpe a Hürrem haciéndola caer de nuevo, estaba acorralada, la espada de aquel hombre estaba en su cuello.

Rüstem se dio cuenta, su mundo cayo en un segundo, no podía permitir que aquella mujer muriera, enterró su espada en su oponente y corrió hacia ella esquivando a cualquiera de los verdugos que lanzaba un ataque en su contra, apenas llego a tiempo, la espada hizo un ligero corte en el cuello de la mujer, pero antes de que hiciera más daño, una espada fue clavada en su espalda, el hombre cayo y Rüstem tomo la mano de Hürrem para levantarla.

Se miraron a los ojos por un momento —Sultana, debe irse— comento con seriedad.

Hürrem lo miro y se aferró a su mano —No puedo dejar que te maten, ven conmigo, quizás no podamos estar juntos, pero no mereces morir así— comento con tristeza.

—Mi mayor honor será morir mientras la protejo, ahora suba a ese caballo y váyase, siga este camino, en unos cuantos metros más vera el primer campamento, los guardias la detendrán y cuando sepan quien es la dejaran entrar— comento con seriedad.

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