Samanta
30 de agosto - 2040
Perdida, era así como me sentía...
Una sensación de perdida me invadía en estos momentos, con tal intensidad que un dolor desgarrador se incrustaba en mi pecho, tal vez más especificamente en mi corazón, por ello me aferraba con mayor intensidad a querer alcanzar ese pequeño pétalo... Aquel que podía parecer insignificante pero que era como una guía para mi, mi calma, mi refugio, mi escasa felicidad en medio de esta tempestad...
Entonces, antes de siquiera poder rozarlo y sentir su suave textura en contacto con mi piel, una melodía en particular que nunca había escuchado se hizo presente, llenando mis oídos de un sonido hermoso que me provoco una emoción que no era capaz de describir pero mis ojos se abrieron, trayéndome a mi realidad. Haciendome olvidar casi de manera inmediata lo que acababa de crear mi subconsciente.
Como cada 30 de agosto...
Un sueño borroso, que se desvanecía de manera inmediata y me dejaba con una sensación de dejar atrás algo, se hacía presente ante mi, en esta fecha, cada año... Pero la diferencia esta vez se encontraba en esa melodía. Sobre todo porque se había quedado escasamente grabada en mi mente.
Decidí mirar la hora para darme una idea de la realidad, eran apenas las 7:28 a.m., tenía tiempo aún, pero en dos minutos mi nana, estaría aquí para despertarme como cada mañana, así que la idea de siquiera cabezear, quedaba descartada.
Aún así mi cuerpo, aún se encontraba en estado perezoso, por ello cuando apenas mis ojos volvían a cerrarse de manera involuntaria, la puerta se abrió.
- Buenos días mi niña - dijo de manera cálida, Teresa, mi nana, una mujer de cabello negro como la noche, ojos de un tono chocolate tan intenso que cualquiera creería que son negros, alguien quien rozaba los 40 años pero su actitud dulce con sus seres queridos, la hacia parecer más joven.
- Buenos días - respondí, para después soltar un bostezo involuntario, causando la corta risa de la mujer frente a mi.
- Lista para el viaje? - consulto de repente.
- Con algo de nervios, pero lista - conteste con una pequeña sonrisa
Sin decir nada más, dejo sobre mis piernas mi desayuno, para a continuación retirar las cortinas que ensombrecían mi cuarto.
Sabía el motivo de su silencio, a partir de mañana ya no estaría con mi familia, esta noche viajaría para hacer una pasantía por mi último año de carrera, luego de ello me graduaría como arquitecta paisajista. Y es por esto que durante un aproximado de 8 meses, residiría en Haling Cove, considerado el centro de nuestro mundo, ubicado en el hemisferio sur de la tierra, lugar donde la vida había dado inicio según los historiadores.
Según contaban las leyendas que se traspasaron de generación en generación y aún cuentan, la luz y oscuridad de la creación de nuestro mundo, se habían originado en dicha ciudad. Esto debido a que como la historia se contaba, el lugar que habitabamos había nacido de una intensa luz y una potente oscuridad, ambas provenientes de un lugar recondito del universo. De aquellas dos fuentes de magia, se habían creado los primeros habitantes.
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Dream Melodies
FantasyDomino y Overland, dos nombres, conocidos también como sinónimos de poder, respeto y admiración, ambos conocidos como las dinastías que lideran el mundo... Siguiendo la palabra del destino... Aquella palabra que puede parecer minúscula pero en este...