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Una semana después

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Una semana después

—¡Mamá!, ya voy saliendo —alzó la voz para que su madre lo escuchara.

—¿Llevas todo, cariño? ¿No olvidas nada? —preguntó.

—No he olvidado nada, llevo todo. Así que iré al instituto antes de que se haga más tarde —dijo, tomando la mochila y colocándola sobre su hombro.

—Que te vaya bien, ¿de acuerdo? —depositó un beso en la frente de su hijo— Me llamas si pasa algo.

—sonrió— Lo haré, mamá. ¡Ya me voy!

Dicho eso, se dirigió a la salida después de despedirse de su madre.

Caminó hacia la parada para tomar el autobús, donde se encontraba con varios estudiantes esperando con el mismo objetivo.

Después de unos cinco minutos de espera, el autobús se detuvo frente a ellos.

Apenas se abrió la puerta, las personas entraron como si fuera el fin del mundo, así que tuvo que esperar.

Cuando llegó su turno para subir, buscó su billetera para pagar, pero después de revisar todos los bolsillos de su mochila, se dio cuenta de que la había dejado en casa.

Desesperado por la situación, miró al conductor con una expresión de disculpa en su rostro. El conductor lo observó durante un momento.

—No puede ser... —murmuró, su voz llena de frustración.

—¿No trajiste dinero? —interrogó el chófer con una ceja arqueada, mirando a Sunoo a través del espejo retrovisor.

—negó con desesperación— N-No, señor. ¿Me puede dejar pasar? ¡Prometo pagar el doble mañana cuando vuelva a subir a su autobús!

El chófer frunció el ceño, evidentemente molesto.

—¿Mañana? Mañana es mi día de descanso, joven. Así que, si me hace el favor de bajarse ──respondió con un tono duro, mientras el resto de los pasajeros miraba con impaciencia.

Sunoo estaba a punto de responder, sintiendo la vergüenza crecer en él, pero fue interrumpido por alguien más.

Era nada más y nada menos que el japonés detrás de él.

Riki, con una expresión tranquila pero decidida, habló con el chófer.

—Él no se bajará.

La sorpresa se reflejó en el rostro del conductor.

—¿Riki?

Riki sacó su billetera con una expresión tranquila pero resuelta, contando el dinero justo para dos personas.

—Yo pago por él.

El chófer, mirando a los dos jóvenes en el espejo retrovisor, finalmente suspiró y asintió.

Grape Boy ๑ 𝘀𝘂𝗻𝗸𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora